PROYECCIONES DE APLICACIÓN AL CAMPO EDUCATIVO.
Como
ya señalamos con anterioridad, la aproximación del AEC (Análisis Experimental
de la Conducta )
tiene una variante asociada a las aplicaciones en los distintos escenarios y
contextos clínicos, sociales, educativos, del trabajo, etc. Este es el
denominado Análisis Conductual Aplicado (ACA), que se concibe como la mera
aplicación de los principios descubiertos mediante la investigación básica en
los laboratorios u otros escenarios artificiales. Por tanto, debemos considerar
que el análisis conductual aplicado a la educación, entendido de esta
manera (véase Baer. Woolf y Risley, 1974) queda inserto dentro de los límites
de la llamada hipótesis de extrapolación-traducción a que nos hemos referido
anteriormente, con todas las consecuencias que esto implica (por ejemplo, el psicologuismo).
Se
reconoce que el conductismo aplicado a la educación ha conformado una fuerte
tradición dentro de la psicología educativa, desde los primeros escritos de
Skinner (Skinner, 1954, citado por Cruz, 1986; véase Skinner, 1970), el cual
alcanzó su auge desde finales de la década de los cincuentas hasta principios
de los años setenta (véase Bijou, 1978; Snelbecker, 1974).
(Para
profundizar sobre la concepción de las aplicaciones del conductismo a la
educación revise por favor el artículo de Bijou (1978) preparado en su
antología de esta unidad).
A
continuación haremos alusión a algunos de los aspectos nodales de este
paradigma psicoeducativo, para lo cual analizaremos desde la perspectiva de
este enfoque (el más típicamente skinneriano) los conceptos sustanciales del
proceso instruccional y de los agentes que intervienen en él; por último,
hablaremos sobre las principales aportaciones tecnológicas que han emanado
desde su seno, hasta el campo de la educación.
Concepción
de la Enseñanza.
De
acuerdo con el enfoque que estamos revisando, el proceso instruccional consiste
básicamente en el arreglo adecuado de las contingencias de reforzamiento, con
el fin de promover en forma eficiente el aprendizaje del alumno (véase Bijou,
1978). Cualquier conducta académica puede ser enseñada de manera oportuna, si
se tiene una programación instruccional eficaz basada en el análisis detallado
de las respuestas de los alumnos y en el cómo serán reforzadas. El propio
Skinner en el texto de la Tecnología
de la Enseñanza
(1970) lo dice de modo explícito: "La enseñanza es simplemente la
disposición de las contingencias de refuerzo". (1)
Otra
característica propia de este enfoque es el supuesto de que la enseñanza
consiste en proporcionar contenidos o información, es decir, en depositar
información (con un excesivo y pormenorizado arreglo instruccional) sobre
el alumno, la cual tendrá que ser adquirida por él. El programador-profesor,
cuando estructura los cursos y hace los arreglos contingenciales de
reforzamiento mencionados, está interesado en perfeccionar la forma más
adecuada de enseñar conocimientos y habilidades (contenidos) que el alumno se
supone habrá de aprender. Otra vez el propio Skinner (1970) lo señala del
siguiente modo: "Enseñar es expander conocimientos: quien es enseñado
aprende más de prisa que aquél a quién no se le enseña". (2)
Finalmente
hay que señalar que para los conductistas (a pesar de que en ciertos programas
de aplicación transgredieron esto que vamos a decir v. mas adelante) refieren
que la enseñanza debe estar basada en consecuencias positivas (reforzamiento
positivo) y no en procedimientos de control aversivo (como el castigo y otros).
Metas
y Objetivos de la
Educación.
Los
conductistas sostienen que la educación es uno de los recursos que emplea la
sociedad para controlar la conducta humana. La escuela como tal tiene dos funciones
esenciales: transmitir los valores y patrones culturales e innovar los mismos
(Carlos, Hernández y García, 1991). Según Skinner (1970), en las instituciones
escolares actuales, se atiende a la primera de estas funciones, por ende es
necesario hacer de los alumnos personas creativas y respetar su propia
individualidad. Según este autor, la tecnología de la enseñanza, inspirada en
este enfoque, puede contribuir fructíferamente a estos fines.
No
obstante para lograr lo anterior, las metas y los objetivos no deben ser
enunciados en forma vaga y deben ser traducidos o reducidos a formas más
operables para alcanzarlos. Los criterios para elaborar objetivos conductuales
son tres:
1)
Mencionar la conducta observable que se pretende que logre el alumno:
2)
Señalar los criterios de ejecución de las mismas; y
3)
Mencionar las condiciones en que debe ser realizada la conducta de interés.
La
enunciación conductual de los objetivos, según los conductistas, tiene varias
ventajas: permiten claridad al docente y al alumno sobre las actividades de
enseñanza y de aprendizaje respectivamente; dan lugar a una planificación y
diseño instruccional adecuados; permiten obviar las formas de evaluación. En
este sentido, se dice que los objetivos son los elementos esenciales de todo
proceso instruccional.
Los
objetivos generales de un plan de estudios, programa o curso (las conductas
finales que se desean alcanzar) pueden descomponerse o describirse en objetivos
de naturaleza más específica (intermedios y específicos); de esta manera
resulta mucho más fácil para el docente conducir a los alumnos a lo largo del
curso. Debe existir congruencia entre ellos, mediante el establecimiento de una
relación de parte-todo acumulativa (él todo es la suma de las partes). La idea
de formular los programas de un curso de este modo está basada en el principio
que dice que cualquier conducta compleja puede ser descompuesta en las partes
que la conforman. Enseñando las conductas componentes se puede proceder en
forma paulatina, hasta el logro de una conducta final compleja.
Concepción
del Alumno.
A
pesar de destacar que el sujeto de la instrucción que los conductistas conciben
y desean promover es un alumno activo, de acuerdo con el concepto de
instrucción que ellos aceptan entender, resulta obvio que el nivel de actividad
del sujeto se ve fuertemente restringida por los arreglos
contingenciales del profesor-programador, los cuales se establecen incluso
antes de la situación instruccional. La participación del alumno, por tanto,
está condicionada por las características prefijadas del programa por donde
tiene que transitar para aprender.
El
alumno es visto, entonces, como un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar
pueden ser arreglados o rearreglados desde el exterior (la situación instruccional,
los métodos, los contenidos, etc.), siempre y cuando se realicen los ajustes
ambientales y curriculares necesarios. Basta entonces con programar
adecuadamente los insumos educativos para que el aprendizaje de conductas
académicas deseables sea logrado.
Durante cierto tiempo, y de manera particular
en la gran mayoría de las intervenciones realizadas por los conductistas en las
aulas escolares, se habían orientado a fomentar en los alumnos la docilidad, el
respeto a la disciplina impuesta y por ende la pasividad (Winett y Winkler,
1972). En forma implícita se privilegiaba la concepción de un alumno "bien
portado" en los salones escolares, que de manera simple adquiría hábitos
socialmente aceptables, los cuales en la mayoría de las veces no estaban
precisamente asociados con las verdaderas conductas académicas. Después, en
fechas más recientes, el mismo enfoque fue autocrítico y reorientó sus
prácticas, procedimientos y programas con mayor apertura al desarrollo de
intervenciones que fomentaran comportamientos verdaderamente académicos como el
estudio, la creatividad, etcétera.
Concepción
del Maestro.
En
esta perspectiva el trabajo del maestro consiste en diseñar una adecuada serie
de arreglos contingenciales de reforzamiento para enseñar. Keller (1978) ha
señalado que en esta aproximación, el maestro debe verse como un “ingeniero
educacional” y un administrador de contingencias; (Keller 1978). Un maestro
eficaz debe ser capaz de manejar hábilmente, los recursos
tecnológico-conductuales de este enfoque (principios, procedimientos, programas
conductuales) para lograr con éxito niveles de eficiencia en su enseñanza y
sobre todo en el aprendizaje de sus alumnos. Dentro de los principios deberá
manejar de manera especial los referidos al reforzamiento positivo y evitar en
la medida de lo posible los basados en el castigo (Skinner. 1970).
Concepto
de Aprendizaje.
El
tópico del aprendizaje ha sido una de las categorías más investigadas por los
conductistas. De hecho, para ellos, gran parte de la conducta de los seres
humanos es aprendida como resultado de las contingencias ambientales. El
aprendizaje es entendido de manera descriptiva como un cambio estable en la
conducta o como diría el propio Skinner (1976) "un cambio en la
probabilidad de la respuesta”.(3) De donde se
sigue que si es de nuestro interés lograr que un alumno adquiera o incremente
(aprenda) un repertorio conductual, es necesario utilizar los
principios y/o procedimientos, dentro de los cuales el más importante es el
reforzamiento.
De
acuerdo con ese punto de vista, cualquier conducta puede ser aprendida, ya que
se considera que la influencia del nivel de desarrollo psicológico y de las
diferencias individuales es mínima (véase Pozo 1989). Lo verdaderamente
necesario y casi siempre suficiente es identificar de manera adecuada las
determinantes de las conductas que se desean enseñar, el uso eficaz de técnicas
o procedimientos conductuales y la programación de situaciones que conduzcan al
objetivo final (la conducta terminal).
Metodología
de la Enseñanza.
La
propuesta prototípica del enfoque conductista para la instrucción es la
denominada enseñanza programada. Esta es la opción que propuso Skinner
(1970) para convertir la enseñanza, hasta entonces vista como un arte, en una
técnica sistemática.
La
enseñanza programada según Cruz (1986), es el intento de lograr en el aula
escolar, los mismos resultados del control conductual alcanzado en los
laboratorios, usando los principios conductuales.
La
enseñanza programada es una técnica instruccional que tiene las siguientes
características, reportadas por Cruz.
a) Definición explícita de los
objetivos del programa
b)
Presentación secuenciada de la información según la lógica de dificultad
creciente, asociada al principio de complejidad acumulativa
c)
Participación del estudiante
d)
Reforzamiento inmediato de la información
e)
Individualización (avance de cada estudiante a su propio ritmo)
f)
Registro de resultados y evaluación continua. (4)
La
enseñanza programada se ha asociado comúnmente con las máquinas de enseñanza (y
más recientemente con las computadoras y el modelo CAl -en español IAC,
Instrucción Asistida por Computadora-, al grado tal de considerarse que la
primera no puede realizarse sin las segundas. Tal confusión se debe en parte al
propio Skinner, pero no es correcta, puesto que la enseñanza programada puede
ocurrir sin el empleo de cualquier tipo de máquina.
El
elemento básico de la enseñanza programada lo constituye el programa, el cual
puede definirse como una serie de segmentos que presentan información en forma
creciente. Dicho programa será propuesto, toda vez que sean analizados con
detalle los objetivos finales y se establezcan las conductas que finalmente
llevarán a los alumnos al logro de los objetivos. Para la construcción de un
programa, son necesarios tres pasos: (5)
1) Determinación de
los objetivos del programa y análisis de las variables previas al mismo.
2)
Redacción del programa.
3) Rectificación y validación del programa.
Recientemente
Skinner (1984, cit por Woolfolk, 1990) dió algunos lineamientos, que resumen lo
que hemos dicho, para mejorar la enseñanza:
1)
Ser claro acerca de aquello que se va a enseñar.
2) Asegurarse de enseñar en primer lugar lo que se considere
necesario para el aprendizaje de cosas más complejas.
3)
Permitir que los estudiantes avancen a su propio ritmo.
4) Programar los temas
Concepto
de Evaluación.
Cuando
el alumno progresa en forma paulatina en la enseñanza programada debe cumplir
una condición importante, según los conductistas, y consiste en no cometer
errores (aunque no siempre suele ser así, pero es el ideal de la misma
enseñanza). Antes de ser sometido al programa, durante el avance y al final del
mismo, el alumno es evaluado para corroborar sus conocimientos previos, su
progreso y dominio final de los conocimientos o habilidades enseñados. Los
instrumentos de evaluación, se deben elaborar con base en los objetivos que
fueron enunciados previamente (tomando en cuenta la conducta observable, criterios
y condiciones de ocurrencia de la misma). A dichos instrumentos, formados por
un conjunto de reactivos asociados de manera estrecha con los objetivos
específicos, se les conoce como pruebas objetivas, puesto que se
considera que aportan información suficiente par evaluar en forma objetiva el
desempeño de los alumnos, sin necesidad de recurrir a juicios subjetivos del
examinador. Otra característica importante es que las evaluaciones no deben ser
referidas a normas como lo hacen las pruebas psicométricas sino a criterios,
porque le importa medir el grado de la ejecución de los conocimientos y
habilidades en términos de niveles absolutos de destreza (Carlos Hernández,
Carlos y García, 1991).
La
aproximación conductual ha tenido varias áreas de aplicación en el campo de la
educación:
1) La enseñanza programada. Durante
principios de los sesenta, se desarrolló una gran cantidad de experiencias y
aplicaciones de programas de enseñanza diseñados desde esta aproximación (véase
Cruz, 1986). Como se ha dicho, en un inicio las protagonistas fueron las
máquinas de enseñanza y posteriormente los textos programados (en sus formas
lineal, ramificada y sintética). La técnica instruccional se extendió al diseño
de cursos y programas y junto con otras aproximaciones (por ejemplo, la
sistémica) también dio lugar a los conocidos modelos de sistematización de la
enseñanza (v. Anderson y Faust, 1975; Gago, 1978).
2) Los Programas CAI/IAC. Como descendiente
directo de la enseñanza programada surge uno de los entornos propuestos en el
campo de la informática educativa impulsado principalmente por P. Suppes (véase
Solomon, 1987). Los programas de instrucción asistida por computadora (CAI/IAC)
constituyen software y coursware educativo con los mismos rasgos
que la enseñanza programada (situaciones instruccionales demasiado
estructuradas y que dejan poca participación significativa al alumno), pero con
las ventajas de la mayor interactividad que proporciona la computadora (no el
entorno CAI/IAC). Esta aplicación, aunque ha sido muy criticada recientemente,
constituye una de los principales prototipos de software educativo que
se han utilizado desde hace más de 20 años en los usos de los ordenadores para
la educación.
3) Las técnicas y procedimientos de modificación de
conducta en la educación formal y especial. Existe una gran cantidad de
literatura (véase Bijou y Rayek, 1977; Galindo, Bernal, Hinojosa, Galguera y
Taracena, 1980; Sulzer y Mayer, 1983) sobre las distintas aplicaciones de
procedimientos y programas conductuales en diversas poblaciones normales y
atípicas en todos los niveles y modalidades educativas.
4) Dentro de las propuestas educativas a nivel medio
superior y superior, una de las aplicaciones más significativas sobre todo en
los años sesenta en Estados Unidos y en los setenta en América Latina, es el
denominado Plan Keller o Sistema de Instrucción Personalizada, SIP (Keller,
1978, véase Bijou y Rayek, 1977).
RESUMEN
Dentro de los paradigmas psicoeducativos, el conductista es uno de
los que cuentan con mayor tradición dentro de la disciplina. Está
regulado básicamente por la hipótesis de extrapolación-traducción de acuerdo
con los principios y leyes empíricas de la investigación básica del análisis
experimental de la conducta.
La problemática del paradigma es el
estudio y descripción de los procesos conductuales observables. Su
epistemología es de tipo empirista-positivista. Las explicaciones teóricas del
conductismo están reducidas al esquema E-R, y se da especial énfasis a las
contingencias ambientales externas para la determinación de las conductas del
sujeto. Utiliza las leyes asociativas de Hume (XVIII) para dar cuenta de la
incorporación de los conocimientos y el aprendizaje. Otra característica
esencial es su sentido anticonstructivista.
Algunos de los principios descubiertos a través de los estudios
realizados entre los hechos ambientales y conductuales son los siguientes:
principio de reforzamiento, principio de control de estímulos, principio de los
programas de reforzamiento, principio de complejidad acumulativa. La
metodología mediante la cual han desarrollado sus principios conductuales está
fundamentada en el uso de la metodología experimental (y sus variantes).
Los conductistas consideran a la enseñanza como un arreglo simple de
las contingencias de reforzamiento, y como son supuestamente eficientes en el
arreglo, se puede enseñar cualquier tipo de conducta. El alumno es visto como
un ser pasivo, aislado cuya participación se encuentra demasiado restringida
por programas estructurados a niveles elevados y controles
ambientales-escolares complejos. El maestro a su vez se concibe corno un
ingeniero conductual que realiza arreglos contingenciales para incrementar
conductas deseables y decrementar las indeseables. Una de las aportaciones del
paradigma ala educación es la enseñanza programada, basada en el arreglo
sistemático del entorno (libro, curso programa por computadora, ambas, etc.),
el cual se apoya en la aplicación de los principios conductuales para lograr la
conducta deseada. Finalmente la evaluación psicoeducativa que realizan los
conductistas, se basa en el uso de instrumentos para medir objetivamente las
conductas (pruebas pedagógicas).
[Lectura reproducida con
fines académicos]
Lectura 3.3
ENFOQUE
HUMANISTA
5.
PROYECCIONES DE APLICACION AL CAMPO EDUCATIVO
Las
aplicaciones de la psicología humanista a la educación nacieron
concomitantemente con el clima de protesta sobre los currículos existentes en
el sistema educativo estadounidense, los cuales no tomaban en cuenta las
características de los estudiantes como personas, y eran escritos y practicados
en un tono deshumanizador. Durante los sesenta apareció una serie de trabajos
críticos sobre la escuela de diversas tendencias (por ejemplo el movimiento del
humanismo radical de Holt, Goodman, etc., véase Fuentes, 1985), donde se
resalta que las carencias y fallas de esta institución no permitían el
desarrollo total de la personalidad de los alumnos, sino por lo contrario los
hacían fracasar no sólo en los aspectos académicos, sino también en su vida
social posterior (Hamachek, 1987). Este clima de descontento, junto con la aparición
del paradigma ya para esas fechas y el Zeitgeist de la época, fue el
contexto propicio para que comenzaran a advertirse las primeras aplicaciones de
la psicología humanista en el campo de la educación.
Como
hemos dicho, la psicología humanista es fundamentalmente
clínica, y aun en las aplicaciones a la educación se dejan ver ciertas
reminiscencias de ese tipo (podríamos decir que
hay un continuo entre el ámbito clínico, donde los aspectos terapéuticos
consisten de alguna manera en una cierta reeducación y aprendizaje, y el ámbito
educativo). Esto lo podemos advertir en forma clara en algunas clasificaciones
de aplicación, como la de Miller (1976, citado por Sebastián, 1986) quien ha
propuesto cuatro tipos de modelos de la educación humanista:
1.
Los modelos de desarrollo que destacan el
cambio en el desarrollo de los estudiantes (por ejemplo el desarrollo egóico de
Erickson o el desarrollo moral de Kohlberg).
2.
Modelos de autoconcepto, los cuales están centrados en el desarrollo de la identidad
genuina (véase clarificaci6n de valores, modelo de Shaftels)
3. Modelos
de sensitividad y orientación grupal que se
interesan en desarrollar habilidades de apertura y sensibilidad hacia los demás
(por ejemplo modelo comunicativo de Carkhuff).
4. Modelos de expansión de
la conciencia orientados en desarrollar el lado intuitivo de la conciencia.
Nuestro
interés en la exposición del paradigma se
centrará en los dos primeros tipos de modelos, excluyendo los dos últimos con
más connotaciones de tipo clínico. Un autor al cual atenderemos en forma
preponderante es Carl Rogers, quien para muchos es el autor más representativo
dentro de las aplicaciones educativas del enfoque.
En general podemos decir que
los esfuerzos del enfoque humanista en la
educación son respecto a lograr una educación integral, resaltando lo que las otras propuestas han marginado: el
desarrollo de la persona (autorrealización) y la educación de los procesos
afectivos y emocionales (para profundizar sobre los tópicos revisados, a
continuación le sugerimos se remita al artículo de Good y Brophy, 1983,
contenido en la antología preparada para esta unidad).
Concepción de la Enseñanza
Desde
el punto de vista de los humanistas la educación debiera estar centrada en
ayudar a los alumnos para que decidan lo que ellos son y lo que
ellos quieren llegar a ser. La educación humanista
se basa en la idea de que todos los
estudiantes son diferentes y los ayuda a ser más como ellos mismos y menos
como los demás. En este sentido se considera que
es necesario ayudar a los estudiantes a explorar y comprender más adecuadamente
el conocimiento de su persona y los significados de sus experiencias
vivenciales. (Hamachek. 1987).
Otro
aspecto que resaltan los seguidores del paradigma para el planteamiento de una educación humanista se basa en el logro máximo de la autorrealización
de los estudiantes en todas las esferas de la personalidad. En ese sentido,
se observa a la educación como un medio favorecedor (casi terapéutico, pero al
mismo tiempo instruccional) del desarrollo de esa tendencia actualizante
inherente en todos los hombres la cual deberá ser potenciada si atiende las
necesidades personales de cada alumno, proporcionándole opciones válidas de
autoconocimiento, crecimiento y autodecisión personal (Maslow, 1988; Sebastián,
1986).
Para
Rogers (1978) la educación debiera fomentar el aprendizaje significativo,
vivencial que involucra a la persona total del
alumno. En ese sentido, la educación debe recrear un clima de libertad total
para que el alumno auto inicie ese
aprendizaje.
Finalmente hay que
señalar que los humanistas ponen mucho énfasis en promover una educación
basada en el desarrollo de una conciencia ética, altruista y social (Carlos
Hernández y García. 1991).
Metas
y Objetivos de la Educación
Según
Hamachek (1987) las metas mayores de la educación son:
1. Ayudar a desarrollar la
individualidad de las personas
2. Apoyar a los alumnos a que se reconozcan como seres humanos únicos.
3. Asistir a los estudiantes a desarrollar sus
potencialidades (p 171).
Según
Patterson (1973, citado por Good y Brophy, 1983), otro objetivo de la educación
humanista seria el promover el
desarrollo del conocimiento personal de los alumnos.
Estas
metas amplias son los puntos en común de las distintas propuestas y escritos
humanistas; la forma en que se pretende
lograrlas (técnicas) difiere según la aproximación o planteamiento educativo.
Concepción
del Alumno
Para
esta aproximación, los alumnos son entes individuales completamente únicos y
diferentes de los demás, y se tiene la firme convicción de que al finalizar la
experiencia académica esta singularidad de los educandos como personas será
respetada y aún potenciada (Hamachek, 1987).
Los estudiantes también son vistos como seres con
iniciativa, con necesidades personales de crecer, capaces de autodeterminación
y con la potencialidad de desarrollar actividades y solucionar problemas
creativamente (Rogers, 1978).
También
los alumnos son percibidos, no sólo como seres que participan cognitivamente en
las clases, sino como personas que poseen afectos y que tienen vivencias
particulares. De hecho, se les concibe como personas totales no
fragmentadas.
Concepción
del Maestro
El
núcleo central del papel del docente en una educación humanista está basado en
una relaci6n de respeto con sus alumnos. El profesor debe partir siempre
de las potencialidades y necesidades individuales de los alumnos. y con ello
crear y fomentar un clima social fundamental para que la comunicación de la
información académica y la emocional sea exitosa (Hamachek, 1987).
Otra
característica importante del maestro humanista,
asociada con la anterior, es que debe ser un facilitador
de la capacidad potencial de autorrealización de los alumnos. Sus esfuerzos
didácticos deben estar encaminados con la finalidad de lograr que las actividades de los alumnos sean autodirigidas
fomentando el autoaprendizaje y la creatividad. El maestro no
debe limitar ni poner restricciones en la entrega de los materiales pedagógicos,
antes bien debe proporcionarles a los alumnos todos los que estén a su alcance (Rogers, 1978).
Varios
autores mencionan otros rasgos no menos importantes que
debe poseer el maestro, a saber:
1.
Debe ser un maestro interesado en la persona total de los alumnos (Hamachek,
1987).
2.
Debe estar abierto ante nuevas formas de enseñanza u opciones educativas
(Carlos Hernández y García, 1991; Sebastián, 1986).
3.
Debe fomentar el espíritu cooperativo de sus alumnos (Sebastián, 1986).
4. Deben ser ante sus
alumnos tal y como son, auténticos y genuinos (Good y Brophy, 1983; Sebastián,
1986).
5. Debe comprender a los
alumnos poniéndose en el lugar de ellos, adoptar una actitud sensible a sus
percepciones y sentimientos (comprensión empática)(Good y Brophy, 1983).
6.
Debe rechazar las posturas autoritarias y egocéntricas (Sebastián, 1986).
Concepto
del Aprendizaje
En
definitiva, dentro de los humanistas es Carl Rogers (1978) quién más
adecuadamente ha analizado el concepto de aprendizaje. Para Rogers el ser
humano tiene una capacidad innata hacia él, si dicha capacidad no es
obstaculizada el aprendizaje se desarrollará en forma oportuna. Este llega a
ser significativo cuando involucra a la persona como totalidad (procesos
afectivos y cognitivos) y se desenvuelve de manera vivencial o experiencial (que se entreteja con la personalidad del alumno).
Para
que el aprendizaje significativo se logre, es
necesario que sea en primer lugar auto
iniciado y que el alumno vea el tema, contenido
o conceptos a aprender como importantes para sus objetivos personales (sí
percibe lo que va aprender como significativo
para su desarrollo y enriquecimiento personal). Rogers sostiene que es mucho mejor si se promueve un aprendizaje
participativo (donde el alumno decida, mueva sus propios recursos y se
responsabilice de lo que va a aprender) que un aprendizaje pasivo o impuesto por el
profesor. Otro factor determinante para que se
logre el aprendizaje significativo, es que se
eliminen los contextos amenazantes que
pudieran estar alrededor de él. En lugar de ello, es necesario un ambiente de
respeto, comprensión y apoyo para los alumnos. Si se toman en cuenta estas
características, cuando el maestro enseña es muy probable que se logre un aprendizaje significativo el cual es
mucho más perdurable y profundo que los
aprendizajes que sólo se basan en la mera
acumulación de conocimientos (aprendizaje memorístico) (Palacios, 1978).
Metodología
de la Enseñanza
Como
señala Hamachek (1987) las aplicaciones del paradigma
humanista a la educación, no ofrecen una teoría formalizada para la
instrucción. En cambio se proponen una serie de técnicas y sugerencias con la
finalidad de lograr una comprensión más adecuada de la conducta de los alumnos,
mejorar el clima de respeto, dar oportunidad a los alumnos para que logren desarrollar su potencial y consigan un
aprendizaje significativo experiencial en las aulas escolares (Carlos,
Hernández y García, 1991).
Patterson,
(1973, citado por Good y Brophy, 1983) menciona algunos pasos necesarios para
lograr 105 objetivos de una educación humanista:
1. Los programas deben ser más
flexibles y proporcionar mayor apertura a los alumnos.
2. Se debe proveer el aprendizaje significativo
vivencial.
3. Se debe dar primacía a las conductas
creativas de los alumnos.
4. Se debe propiciar mayor autonomía a los
alumnos.
5. Se debe dar oportunidad a la cooperación de
los alumnos.
6. Se debe dar oportunidad para que los alumnos hagan evaluación interna.
Rogers
(1978) señala algunos enfoques, técnicas y métodos que
pueden ser utilizados para desarrollar un ambiente de libertad para el
aprendizaje de los alumnos.
Construir
sobre problemas percibidos como reales. Se debe
tratar de que el alumno se enfrente a
problemas que le pertenezcan. En este sentido,
puede ser válido que el maestro aliente a los
estudiantes que expongan aquellos problemas
verdaderos que tienen y se asocien con el
curso que se impartirá. Igualmente puede ser
útil confrontar a los educandos con problemas que
en el futuro serán reales para ellos.
Proporcionar
recursos. En lugar de que el
maestro dedique tiempo a la planeación y elaboración de programas de estudio
para los alumnos, debe intentar reunir todos los recursos disponibles para
lograr un aprendizaje vivencial acorde con los intereses y necesidades de
ellos. Los recursos pueden ser mapas, libros, periódicos, excursiones, visitas,
etc., e incluso otros como los humanos, donde el maestro puede jugar un papel
esencial.
Uso
de contratos. Este es un recurso en donde el estudiante determina
sus propios objetivos en el curso y se compromete a realizar una serie de
actividades para lograrlos. Al mismo tiempo, los educandos saben que tienen ciertos derechos con ese contrato, si
cumplen sus obligaciones responsablemente (por ejemplo obtener una
calificación). Se dice que el contrato es una
especie de mediador entre la libertad del alumno y las exigencias de un
programa o una institución.
La
división del grupo. Puesto que los
alumnos deben tener libertad para elegir entre la realización o no de contratos
o entre un programa abierto y flexible y otro estructurado, no siempre habrá
alumnos que opten por las primeras opciones.
En estos casos es conveniente dividir el grupo y proporcionar el tipo de
enfoque apropiado a cada parte grupal.
Trabajo
de investigación. Consiste en que
los alumnos realicen investigaciones basadas en el aprendizaje auto iniciado y
vivencial. Para iniciar esta técnica el maestro crea un clima de estudio, con
base en propuestas de problemas o tópicos que
serán investigados, y animará y dará apoyo inicial a los alumnos. Después ellos
realizarán actividades autodirigidas fomentando un marco idóneo y un
acercamiento a la actitud inquisitiva o científica.
Concepto
de Evaluación
En
esta aproximación, se considera que la
evaluación es difícil de realizar mediante de criterios externos, por lo que se propone que
una opción válida es la auto evaluación. Son los alumnos quienes están en una
posición más adecuada para determinar en que
condiciones de aprendizaje se encuentran después de haber finalizado un curso.
Como señala Palacios (1978):
"No
tendría sentido defender un aprendizaje auto iniciado, autodirigido,
autodeterminado, si al tiempo no se defendiera la auto evaluación y la
autocrítica respecto a él" (p.223).
Según
Patterson (1982) la auto evaluación puede hacerse mediante una evaluación
escrita, calificarse a sí mismo, demostrar si se ha cumplido un contrato,
discutiendo con otros compañeros, análisis mutuo con el profesor, etc. Los
criterios que siguen los alumnos para la auto
evaluación suelen ser muy diferentes en cada ocasión. Rogers (1978, p. 81)
destaca dos tipos de criterios que en mayor o
menor grado toman en cuenta los alumnos cuando sé auto evalúan:
a) Criterios significativos desde el
punto de vista personal:
Grado de satisfacción con el trabajo, ¿qué
obtuve de él?
Evolución intelectual y personal
Compromiso personal con el curso
¿El curso me estimuló a seguir
estudiando algún tema?
b) Criterios impuestos desde afuera o asumidos en
el pasado:
Grado de profundidad con que se leyeron los
materiales
Dedicación puesta en todas las clases, lecturas, trabajos.
Comparación con mi
dedicación con otros cursos.
Comparación de mi dedicación
con respecto a la de mis otros compañeros.
Finalmente Rogers señala que
si se utiliza la auto evaluación como recurso, se fomenta la creatividad, la
autocrítica y la autoconfi8nza en los alumnos.
RESUMEN
El paradigma humanista, no es
monolítico, sino que agrupa varias corrientes dentro de él. Elaborado a partir
de las corrientes filosóficas del existencialismo y la fenomenología, así como
de la práctica clínica y la reflexión de los psicólogos humanistas, se ha
logrado configurar un esquema teórico-práctico con una identidad propia. Estas
preocupaciones humanistas empiezan a darse en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra
Mundial teniendo su auge en los 50'y 60'. Algunos de sus representantes son: G.
AIlpa1., G. Moustakas, G. Murphy y C. Rogers.
El problema central de este paradigma es analizar y estudiar los
procesos integrales de la persona, ya que se considera que la personalidad
humana tiene una estructura y organización que está en proceso continuo de
desarrollo.
Las dos grandes corrientes teóricas que sirven de fundamento al
paradigma humanista son: el existencialismo y la fenomenología, del primero se
toma la idea de que la persona se va creando a través de sus propias
elecciones; del segundo, el estudio de la percepción externa o interna como un
acontecimiento subjetivo, sin ningún tipo de a priori. Los supuestos teóricos
de éste paradigma giran en torno de la autorrealización, la autoconciencia y la
responsabilidad de los actos volitivos humanos. En el paradigma no existe una
metodología única, sin embargo puede considerarse romo una importante premisa
en este sentido el enfoque holista del estudio de la persona.
En las aplicaciones educativas, el interés de los humanistas se
centra en proponer una educación integral para lograr el desarrollo total de la
persona. En este sentido, los objetivos se proponen destacar la importancia de
la autorrealización de los alumnos. El estudiante es un ser único, irrepetible con
necesidades personales de crecimiento, en donde tendrán que ser vistos como
personas no fragmentadas. En cuanto al maestro, es percibido como una guía y
facilitador de la tendencia actualizante que poseen todos los educandos, las
actividades que realicen dichos profesores deben estar encaminados a fortalecer
el autoaprendizaje y la creatividad.
En cuanto al aprendizaje este es significativo cuando involucra a
la persona como totalidad es decir en términos afectivos y cognitivos
desenvolviéndose de manera vivencial o experiencial. No existe una metodología
única, pero sí varias técnicas para proponer el aprendizaje significativo
vivencial y el autocrecimiento de los alumnos.
Respecto a la evaluación, los humanistas destacan a la auto
evaluación como una opción válida porque permite incluso la autocrítica y la
auto confianza.
LECTURA 3.2
ENFOQUE
COGNITIVO
5.
PROYECCIONES DE APLICACIÓN AL CAMPO EDUCATIVO
Casi
desde los inicios del paradigma cognitivo, en lo que se refiere al
procesamiento de información, comenzaron a proponerse aplicaciones al campo de
la educación. Se debe además tener presente uno de los factores que más
influyeron en este sentido: con el momento de la revolución cognitiva de
inicios de los sesenta, ocurrió el movimiento de las reformas curriculares
educativas en Estados Unidos, por lo cual no era raro que los expertos en
educación vislumbraran la posibilidad de utilizar este nuevo enfoque.
Dentro
de las primeras proyecciones de aplicación debemos considerar a dos autores
quienes, sin duda, son los pilares de una serie de propuestas que se han
prolongado hasta la actualidad. Por un lado, tenemos la figura de J. Bruner, el
teórico de las múltiples facetas de la cognición (ha tratado temas como
pensamiento, percepción, lenguaje, etc.), quien incluso fue uno de los
participantes activos dentro de las mencionadas reformas, y por otro lado, el
no menos interesante D. P. Ausubel.
Bruner
es en realidad uno de los psicólogos cognitivos de la educación con mayor
trayectoria, cuya obra causó un fuerte impacto en los sesenta y parte de los
setenta en Estados Unidos con sus propuestas del aprendizaje por descubrimiento
y acerca del currículo para pensar. Ausubel igualmente, durante la década de
los sesenta, elaboró la teoría del aprendizaje significativo o de la
asimilación, y fue uno de los teóricos que mayor inquietud ha demostrado por el
análisis meta disciplinar de la psicología educativa y de los problemas
educativos en contextos escolares.
Además
de la obra de estos dos clásicos (no obstante aún vigentes), se desarrolló un
gran caudal de investigaciones y experiencias que han desembocado en la
configuración de la llamada psicología instruccional, la cual desde nuestro
punto de vista está erigida sobre las ideas de Dewey, Ausubel y su divulgador
actual, Glaser. Como ya hemos dicho la psicología instruccional es una de las
corrientes hegemónicas en la actualidad en la psicología educativa, en la cual
se han puesto en marcha una gran cantidad de programas prescriptivos y de
investigación.
Dentro
de las líneas más significativas que revisaremos en este capítulo están
1) La teoría del aprendizaje significativo de
Ausubel
2) Las aplicaciones educativas de la teoría de los
esquemas
3) El uso de estrategias instruccionales y la
tecnología del texto
4) La investigación y programas de entrenamiento sobre
estrategias cognitivas y de enseñar a pensar.
Dichas
líneas de investigación e intervención tienen ciertas características propias
por lo que resulta problemático hacer una integración completa de ellas. La
exposición siguiente, ha retornado conceptos de las líneas antes enumeradas y
se ha intentado presentar los puntos convergentes de las mismas (revise
el artículo de Aguilar (1982) contenido en su antología para profundizar sobre
los siguientes tópicos abordados).
Concepto
de Enseñanza,
Los
psicólogos educativos de procedencia cognitiva se han interesado en resaltar
que la educación debiera orientarse a lograr el desarrollo de habilidades de
aprendizaje (y no sólo el enseñar conocimientos). El aprendizaje de
contenidos o dominios de conocimiento (socialmente válido, etc.) por parte del
alumno no es suficiente. El estudiante debe además desarrollar una serie de
habilidades intelectuales, estrategias, etc., para conducirse en forma eficaz
ante cualquier tipo de situaciones de aprendizaje (sean buenas o malas), así
como para, aplicar los conocimientos adquiridos frente a situaciones nuevas de
cualquier índole (dominio específico o transdominios). Sin duda el énfasis es
puesto en el alumno, independientemente de cualquier situación instruccional,
para que desarrolle su potencialidad cognitiva y se convierta en un aprendiz
estratégico (que sepa cómo aprender y solucionar problemas). Otro aspecto
relevante que algunos teóricos han señalado como en el caso de Ausubel, es que
el aprendizaje significativo de los contenidos (no basta aprender los
contenidos sino aprenderlos bien) sea el protagonista fundamental de los
programas escolares.
Metas
y Objetivos de la Educación
Los
psicólogos cognitivos consideran que dentro de las metas y objetivos
primordiales de la escuela deberían contarse aquellos que estuviesen centrados
con el aprender a aprender y/o con él enseñara pensar (Bruner, 1985;
Nickerson, Perkins y Smith, 1987). Los alumnos deben egresar de las
instituciones educativas, cualquiera que sea su nivel, con una serie de
habilidades como procesadores activos y efectivos de conocimiento.
Respecto a la operacionalización de los objetivos,
en primer lugar deben considerarse los esfuerzos de Bloom y sus colaboradores
sobre la clasificación cognitiva de los objetivos, en su ya tan conocida
taxonomía*. Mediante la
misma, los objetivos de un programa, curso, etc., son clasificados
en función de seis niveles de complejidad creciente, a saber:
1) Conocimiento: recuerdo y retención literal de la
información enseñada.
2)
Comprensión: entendimiento de los aspectos semánticos de la información
enseñada
3)
Aplicación: utilización de la información enseñada
4).Análisis
de la información enseñada en sus partes constitutivas.
5).Combinación
creativa de partes de información enseñadas para formar un todo original.
6)
Evaluación: emisión de juicios sobre el valor del material enseñado.
No
obstante, la taxonomía de Bloom no ha estado exenta de críticas. Desde la misma
perspectiva cognitiva se ha señalado que la taxonomía no fue elaborada sobre la
base de un sólido modelo teórico, ni una fuerte evidencia empírica que la
respaldase por lo que incluso algunos autores han puesto en duda su validez
psicológica (véase Biehler y Snowman, 1990). Otros autores como Greeno (1978)
han propuesto la enunciación de objetivos cognitivos y se han planteado otras
taxonomías basadas en la hipótesis de los niveles de procesamiento de Craik y
Lockhart (véase Selmes, 1988). Estas propuestas, sin embargo, hasta el momento
no constituyen opciones sólidas, ni tienen un valor práctico como para ser
aplicados con la misma frecuencia que la de Bloom, taxonomía, pero constituyen
esfuerzos innovadores que a mediano plazo sustituirán a la anterior, porque
están basados en una fuerte evidencia empírica.
De
cualquier manera debe quedar claro que en esta perspectiva los objetivos
destacan la enseñanza o aprendizaje de hechos y procesos internos, en lugar de
las actitudes observables a las que se refieren los conductistas. Otra
diferencia entre los dos enfoques, se refiere al nivel de generalidad con que
son planteados los objetivos. Según Ausubel (1976) el establecimiento de los
objetivos no debe hacerse con un grado de especificación extrema, como en el
caso de los objetivos conductistas, porque casi siempre resulta que se enfocan
en aspectos triviales sin centrarse en otros aspectos fundamentales; por tanto,
los objetivos deberían ser enunciados en términos descriptivos y generales más
próximos al lenguaje del especialista curricular y maestro que del psicólogo
(Araujo y Chadwick, 1988).
Concepción
del Alumno.
El
alumno es entendido como un sujeto activo procesador de información, quien
posee una serie de esquemas, planes y estrategias para aprender a solucionar
problemas, los cuales a su vez deben ser desarrollados. Siempre en cualquier
contexto escolar, por más restrictivo que este sea, existe un cierto nivel de
actividad cognitiva, por lo cual se considera que el alumno nunca es un ente
pasivo a merced de las contingencias ambientales o instruccionales. Desde el
punto de vista cognitivo, esta actividad inherente debe ser desarrollada para
lograr un procesamiento más efectivo.
De
acuerdo con esta postura, se considera que los arreglos instruccionales son una
condición necesaria pero no suficiente para que el alumno aprenda lo que
nosotros queremos enseñarle. Dentro del diseño instruccional, los cognitivos se
preocupan más por el contenido que por la forma. Esto es, no realizan
especificaciones detalladas de numerosos objetivos especiales, ni análisis de
tareas complejas, sino que en principio parten de lo que los alumnos ya saben
(su conocimiento previo, su nivel de desarrollo cognitivo) y luego programan
experiencias sobre hechos sustanciales interesadas en promover el aprendizaje
significativo de los alumnos (por recepción y por descubrimiento), así como
para potenciar, inducir y entrenar habilidades cognitivas y meta cognitivas.
Por tanto, es en la capacidad cognitiva del alumno
donde está el origen y finalidad de la situación instruccional y educativa; por
lo cual es necesario, darle oportunidad para desempeñarse en forma activa
(abierta o cubierta) ante el conocimiento y habilidades que queremos enseñarle.
Concepción
del Maestro.
Como primera condición, el maestro debe partir de
la idea de un alumno activo que aprenda e manera significativa, que aprenda a
aprender y a pensar. Su papel en este sentido se centra sobre todo en
confeccionar y organizar experiencias didácticas que logren esos fines. Las
diferencias con el profesor tradicionalista consisten en no centrarse en
enseñar exclusivamente información. ni en tomar un papel protagónico (es el que
sabe. el que da la clase, etc.) en detrimento de la participación de los
alumnos.
Desde
la perspectiva ausubeliana, el profesor debe estar profundamente interesado en
promover en sus alumnos el aprendizaje significativo de los contenidos
escolares (descubrimiento y recepción, véase más adelante). Para ello, es
necesario que procure -en sus lecciones, exposiciones de los contenidos,
lecturas y experiencias de aprendizaje- que exista siempre un grado necesario
de significatividad lógica (arreglo lógico de ideas, claridad en su expresión,
estructuración adecuada, etc.) para aspirar a que los alumnos logren un
aprendizaje en verdad significativo. De igual modo, debe conocer y hacer uso de
las denominadas estrategias instruccionales cognitivas (por ejemplo
organizadores anticipados, resúmenes, analogías, mapas conceptuales y redes
semánticas, e interrogantes, etc.; (véase apartado "Metodología de la
enseñanza"), para aplicarlos de manera efectiva en sus cursos o
situaciones instruccionales.
Otro aspecto relevante es la preocupación que debe
mostrar por el desarrollo, inducción y enseñanza de habilidades o estrategias
cognitivas y meta cognitivas de los alumnos. En los enfoques de enseñar a
pensar, el maestro debe permitir a los estudiantes experimentar y reflexionar
sobre tópicos definidos de antemano o que emerjan de las inquietudes de los
educandos, con un apoyo y retroalimentación continuas.
Concepción
de Aprendizaje.
Una
de las teorías pioneras del aprendizaje desde el punto de vista cognitivo, lo
constituyen sin duda los trabajos sobre el aprendizaje significativo de
Ausubel. Este autor, se ha referido en particular al aprendizaje en el
escenario escolar.
Según
Ausubel (1976), no todas las formas de educar son iguales, como lo han señalado
los conductistas, para quienes sólo existe una forma de aprender. También hay
otras diferentes que se dan dentro del aula escolar. Para comprenderlos
conviene hacer dos distinciones básicas: 1) en tomo al tipo de aprendizaje
realizado por el alumno (la forma en que lo incorpore dentro de su estructura
cognoscitiva), y 2) respecto al tipo de estrategia de enseñanza que se siga. De
acuerdo con la primera dimensión se pueden distinguir dos modalidades de
aprendizaje: el repetitivo o memorístico y el significativo; conforme a la
segunda, debe distinguirse entre aprendizaje por recepción y por
descubrimiento.
El
aprendizaje memorístico consiste en aprender la información de manera literal o
al pie de la letra, tal cual nos han enseñado. Un ejemplo de esta forma de
enseñar sería el aprendizaje de un número telefónico o el de un poema.
El
aprendizaje significativo, en oposición, consiste en la adquisición de
la información de modo sustancial (lo esencial semánticamente), y su
incorporación dentro de la estructura cognoscitiva no es arbitraria, como en el
aprendizaje memorístico, sino dicha información en relación con el conocimiento
previo.
El
aprendizaje receptivo se refiere a la adquisición de productos acabados de
información, donde la participación del alumno consiste sólo en internalizar
los datos en cuestión. Este tipo de aprendizaje se suele confundir con el
primero, pero sin duda no son iguales, puesto que podemos tener aprendizaje por
recepción memorístico o significativo.
El
aprendizaje por descubrimiento, es aquel donde el contenido principal de la
información a aprender no se da en su forma final, sino que debe ser
descubierta por el alumno.
Es tarea del docente desarrollar el aprendizaje
significativo* (por recepción
y por descubrimiento) en sus alumnos, dado que se ha demostrado que este tipo
de aprendizaje, está asociado con niveles superiores de comprensión de la
información y es más resistente al olvido.
Para
que ocurra el aprendizaje significativo son necesarias varias condiciones:
1) Que la información sea adquirida en forma sustancial
(lo esencial) y no arbitraria (relacionada con el conocimiento previo que posee
el alumno).
2) Que el material a aprender (y por extensión
la clase o lección misma) posea significatividad lógica o potencial (el arreglo
de la información no sea azaroso. ni falto de coherencia o significado)
3) Que exista disponibilidad e intención del alumno
para aprender.
Por
otro lado, a partir de la teoría de los esquemas,** también se ha propuesto una
explicación del aprendizaje con similitudes y diferencias a la antes descrita.
Para
Rumelhart y Cols, (véase Aguilar, 1982 en la antología de la Unidad ) el aprendizaje es
un proceso analógico donde intervienen los esquemas que posee el sujeto,
utilizándolos como modelos de la situación o de la información a aprender,
hasta que el ajuste (esquemas-situación a aprender) sea alcanzado. Según estos
autores, pueden distinguirse tres tipos de aprendizaje:
1)
Por crecimiento, donde simplemente se acumula nueva información a los esquemas
preexistentes (se rellenan las variables de los esquemas);
2)
Por ajuste, cuando los esquemas resultan de mayor nivel de inclusividad o de
especificidad respecto a la información a ser aprendida provocándose
modificaciones parciales en los mismos;
3)
Por reestructuración, cuando los esquemas que posee el sujeto, están muy
alejados semánticamente de la nueva información, provocándose
reestructuraciones o formación de nuevos es- quemas, a partir de la interacción
esquemas existentes-información nueva.
Finalmente,
hay que señalar que de acuerdo con la línea de investigación de estrategias
cognitivas, el aprendizaje de la información puede ser entendido como producto
del uso efectivo de las estrategias cognitivas, meta cognitivas y
autorregulatorias.
Las
estrategias cognitivas son planes o cursos de acción que el sujeto
realiza, utilizándolas como instrumentos para optimizar el procesamiento de la
información (codificación, organización y recuperación de la información).
Estas estrategias a la vez suponen la participación de otras más amplias
denominadas meta cognitivas, que tienen que ver con los procesos conscientes
del alumno sobre qué es lo que sabe o no de sus propios procesos cognitivos en
función de determinadas situaciones, tareas o problemas. Otras estrategias
asociadas a las dos primeras son las autorregulatorias, que son estrategias las
cuales intervienen regulando todo el proceso de aprendizaje o de solución del
problema, desde la fase de planeación (qué se desea alcanzar y cómo se va a
hacer) durante todo el proceso de adquisición o de acciones para alcanzar la
solución (monitoreo, chequeo continuo) hasta la fase última de evaluación (sí
se alcanzó la meta o no y qué acciones hacer).
Se
entiende que desde esta última perspectiva el aprendizaje es entendido como un
proceso complejo de solución de problemas, dónde el alumno debe intervenir
estratégicamente, coordinando sus medios disponibles (estrategias) para
alcanzar la solución.
Bransford
(1979) ha propuesto el tetraedro del aprendizaje, (véase figura 3) para
señalar cuáles son 105 factores y las interacciones entre ellos, los cuales
intervienen en el proceso del aprendizaje estratégico, dichos factores son:
1) Naturaleza de los materiales: tipo
de información a aprender y formatos en que se proporcionan.
2) Demandas de la tarea: criterios que se
exigen para la ejecución exitosa, los cuales pueden ser el recuerdo literal de
la información, el recuerdo semántico, la aplicación de lo aprendido, etc.
3) Características del aprendiz: el nivel de
desarrollo, el conocimiento esquemático (conocimiento previo), el conocimiento
meta cognitivo (que sabe el alumno respecto al tema, etc.).
4) Actividades de aprendizaje: son las acciones
que realiza el sujeto para aprender, tales como los tres tipos de estrategias
antes señaladas.
CARACTERISTICAS
DEL APRENDIZ
|
NATURALEZA
DE LOS MATERIALES
|
DEMANDAS
DE LA TAREA
|
ESTRATEGIAS O ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE.
|
Figura 3. El tetraedro del aprendizaje (tomado de
Bransford, 1979)
Todos
los factores del tetraedro interactúan entre sí, durante el proceso de
aprendizaje. Se supone que los aprendices más eficaces, son aquellos que
consideran todos los factores actuando en forma inteligente durante todo el
proceso. Mientras que los aprendices ineficaces, no coordinan todos los
factores en forma inteligente, para alcanzar las metas predeterminadas
(demandas de la tarea) y por tanto su ejecución es defectuosa. De esto se
desprende un corolario, que revisaremos más abajo, respecto a que los
aprendices ingenuos o novatos pueden ser entrenados para mejorar su aprendizaje
estratégico, dependiendo de las carencias de que dispongan, de acuerdo con el
tetraedro del aprendizaje.
Metodología
de la Enseñanza.
En
el contexto del enfoque cognitivo, la intención instruccional se centra en la
promoción de un aprendizaje significativo, en la inducción o modelamiento de un
conocimiento esquemático más elaborado y rico, y en la enseñanza de estrategias
o habilidades de tipo cognitivo. Hasta el momento, aún no existe una propuesta
integradora que reconsidere todas estas posibilidades (puesto que son líneas
que en general se han desarrollado en forma independiente, aunque con ciertos
lazos e interacciones interesantes), pero se han planteado situaciones
didácticas en cada una de ellas, las que a continuación serán presentadas,
tomando en cuenta que sin lugar a dudas son complementarias.
Por un lado, está toda la propuesta tecnológica del
diseño de estrategias instruccionales y tecnología del texto, centradas en
promover el aprendizaje significativo de los alumnos. Por otro, está la
aproximación de los programas de entrenamiento e inducción de estrategias de
aprendizaje y de enseñar a pensar.
Las
estrategias instruccionales son aquellas que elabora y utiliza el
profesor para mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje. Existen varios tipos
de éstas, cuyas funciones consisten en activar o desarrollar conocimiento
previo, ayudar a lograr un procesamiento más profundo de la información y por
ende, un aprendizaje significativo (en su modalidad de recepción). Entre las
más representativas y valiosas tenemos:
1) Los preinterrogantes y preguntas
intercaladas: son preguntas sobre aspectos relevantes del texto o de la
lección, que activan esquemas y orientan la atención de los alumnos.
2) Los organizadores anticipados: son puentes
cognitivos de carácter inclusivo, que salvan la distancia y proporcionan un
contexto elaborativo, entre el material nuevo que van a aprender y los
conocimientos previos de los alumnos.
3) Los mapas conceptuales y redes semánticas: son
representaciones gráficas de porciones de conocimiento, los cuales pueden ser
un curso, una lección, un curso o el progreso cognitivo de los alumno.
4) Los resúmenes: contienen información
principal de una lección o un texto en forma sintética y organizada.
5) Las analogías: su utilidad se deriva de
plantear situaciones familiares y concretas, que se relacionen con lo nuevo que
van a aprender (lo cual generalmente tiene un mayor nivel de abstracción).
Dichas estrategias deben ser utilizadas por los
docentes, las cuales, junto con la tecnología del texto recientemente
desarrollado, pueden contribuir eficazmente en el aprendizaje significativo de
los alumnos.
Los
textos que en la actualidad se conocen con cierto grado de detalle, en sus
aspectos estructurales, son los narrativos (historias, cuentos, mitos, fábulas,
etc.) y los expositivos (colección, descripción, comparación-contraste,
causalidad, problema-solución o aclaratorio; véase Cooper, 1990). Los textos
narrativos pueden ser ampliamente utilizados en la enseñanza elemental,
mientras que los textos expositivos, pueden ser introducidos de manera práctica
en casi todos los niveles educativos. El conocer la estructura de este tipo de
textos permite al profesor varias cosas: 1) proporcionar un conocimiento
adecuadamente estructurado, lo cual redunda en un recuerdo más efectivo del
contenido, 2) enseñar a los alumnos la estructura de este tipo de textos, como
un tipo de conocimiento esquemático del cual pueden partir para aprender y
comprender nuevos textos con similares estructuras, 3) derivar a partir de la
estructura, los elementos principales para anteponer claves o pistas que
orienten a los alumnos a comprender el material en forma adecuada, así como
para elaborar resúmenes (el maestro) o enseñar a elaborarlos (los alumnos).
Los
programas de entrenamiento de estrategias de aprendizaje pretenden, como
ya hemos dicho, enseñar o inducir dichas habilidades cognitivas para instruir a
los alumnos a aprender más eficientemente. Podemos distinguir dentro de las
estrategias cognitivas dos tipos: las estrategias de apoyo (las cuales no
intervienen en forma directa en el proceso de aprendizaje o de solución de
problemas, pero sí crean un contexto emocional o motivacional apropiado para
hacerlo) y las primarias (las cuales intervienen de manera directa en el
proceso de aprendizaje o solución de problemas). Vamos a mencionar algunas de
estas últimas:
1) Elaboración verbal o imaginal: consisten
en formar un contexto representativo que interrelacione adecuadamente con el
nuevo material que se aprenderá, para que sea más resistente al olvido.
2) Categorización: consiste en la organización
de la información que será aprendida en categorías clave (la información nueva
debe prestarse para ello).
3) Identificación de ideas claves o localización: consiste
en encontrar los aspectos importantes de un discurso (por ejemplo, subrayar) y
actuar sobre ellos para mejorar el recuerdo.
4) Elaboración de medios gráficos: dentro de
las cuales destaca la elaboración de redes o mapas conceptuales para identificar
los conceptos esenciales y sus relaciones de un texto o lección.
5) Resúmenes autogenerados: son
producciones realiazados por los alumnos que consisten en identificar la
información relevante, quitar la irrelevante y redundante y en la integración y
construcción de un producto sintético de un texto o lección.
En cuanto a las estrategias meta cognitivas y
autorregulatorias, éstas son habilidades generales aplicables a múltiples
contextos de aprendizaje. Dentro de ellas tenemos:
1)
Comprensión de la meta del aprendizaje o de la solución del problema.
2) Planeación para el logro de la meta.
3) Monitoreo del proceso para el logro de la meta
4)
Evaluación sobre los logros conseguidos de acuerdo con la meta
identificada.
Existen
varios programas propuestos para el entrenamiento de estrategias (las cuales
involucran varias de las que hemos mencionado y otras más, véase Dansereau,
1985 y Weinstein y Underwood, 1985). Los programas de entrenamiento son cursos
de varias sesiones, pero cada vez más se reconoce la posibilidad de tratarlos
como una asignatura independiente o como una actividad comprendida dentro de
cada asignatura en los curricula de educación básica, media y superior (la idea
de un metacurrículum).
Para
los programas de entrenamiento se recomiendan las siguientes actividades:
1)
Sensibilización del uso de actividades estratégicas
2)
Identificación de las estrategias que usan espontáneamente los alumnos (para no
duplicar esfuerzos).
3)
Enseñanza directa de las estrategias, con base en un entrenamiento
"informado" (qué son las estrategias, cómo y dónde utilizarlas).
4)
Enseñanza de estrategias de apoyo, meta cognitivas y autorregulatorias
5)
Ejercitación y práctica de las estrategias con materiales concretos (no
artificiales)
6)
Evaluaciones periódicas con retroalimentación constante.
El
tetraedro del aprendizaje (véase figura 4) puede ser un instrumento muy valioso
para diseñar en forma adecuada experiencias y conducir el entrenamiento en los
programas. La idea básica es tratar de lograr aprendices novatos en aprendices
expertos en conductas estratégicas para aprender eficientemente.
Concepto
de Evaluación
Respecto
de la evaluación, si se han diseñado los objetivos con base en la taxonomía
cognoscitiva de Bloom, se debe ser congruente y elaborar reactivos o pruebas en
estrecha correspondencia con ellos. Algunas recomendaciones en este sentido
son:
1)
Para los objetivos de conocimiento, se debe evaluar el recuerdo literal
de la información (pídanse actividades como definir, describir, identificar,
etcétera)
2)
Los objetivos de comprensión, deberán evaluarse en términos de que
los alumnos extraigan los aspectos sustanciales de la información que será
aprendida (pídanse actividades como explicar, inferir, parafrasear, etcétera).
3)
Los objetivos de aplicación, involucran que se planteen reactivos o
situaciones donde se haga uso de la información aprendida en un contexto nuevo
(pídase utilizar, resolver, etc.).
4)
Los objetivos de análisis, síntesis y evaluación deben ser evaluados a
través de pruebas de ensayo, monografías, productos originales, ensayos, etc.
Para los de análisis pídanse actividades como analizar, desglosar, etc; para
los de síntesis, evalúese a través de actividades como organizar, planificar,
elaborar, etc.; para los de evaluación pídanse actividades como evaluar,
criticar, etc.
Si nuestro interés ha sido promover en los alumnos
el aprendizaje significativo, es deseable no evaluar los aspectos reproductivos
del recuerdo, o sea no preocuparse por la repetición memorística de la
información aprendida. Una forma valiosa para evaluar a los alumnos, es por
medio del uso de mapas conceptuales. Se les puede enseñar a los alumnos a
elaborarlos (lo cual sirve como estrategia de aprendizaje) y luego una vez
hechos sobre el tema de interés, se evalúan cualitativa o cuantitativamente a
través de una metodología simple (véase Novak y Gowin, 1988); o bien pueden ser
elaborados por los propios profesores a través de una entrevista o
interrogatorio verbal sobre los tópicos que fueron intencionalmente enseñados.
Para
la evaluación de las estrategias cognitivas, pueden emplearse tres tipos de
situaciones, las cuales aportan información complementaria: 1) cuestionarios de
autorreporte (donde los sujetos sé auto evalúan, en torno a la utilidad de las
estrategias, sus mejoras frente a situaciones de aprendizaje, etc.), 2) tareas
que requieran el uso de estrategias (aquellas en las cuales se pongan de
manifiesto el uso de las estrategias) y 3) evaluación de productos finales
(pruebas, etc.).
RESUMEN
El paradigma cognitivo psicoeducativo se ha desenvuelto en Estados
Unidos con el nombre de psicología instruccional. Esta se encuentra regulada
por la hipótesis de interdependencia-interacción y ha desarrollado amplias
aportaciones a las dimensiones teórica, proyectiva e instrumental de la
psicología de la educación.
La problemática del paradigma se aboca a estudiar las
representaciones mentales. Las dos interrogantes más importantes que se
plantean y cuya resolución se dirige los estudios cognoscitivistas son las
siguientes; ¿Cómo las representaciones mentales guían los actos (internos o
externos) del sujeto con el medio? y ¿Cómo se construyen o generan dichas
presentaciones mentales en el sujeto que conoce? Su epistemología es
racionalista y más recientemente con tendencias marcadas hacia el
Constructivismo (aunque existen varias facciones). La característica
fundamental de este paradigma es considerar al sujeto como un ente activo,
cuyas acciones dependen en gran parte por representaciones procesos internos
que él ha elaborado como resultado de las relaciones previas con su entorno
físico y social. Los supuestos teóricos, se basan sobre todo en la metáfora del
ordenador como sistema de procesamiento de información, de la cual se pone
énfasis en describir las características del sistema cognitivo humano.
En cuanto a las estrategias
metodológicas en los estudios de la cognición se han utilizado, según de la Vega los siguientes; 1) la
introspección; 2) la investigación empírica; 3) la entrevista o el análisis de
protocolos verbales y 4) la simulación.
El paradigma psicoeducativo cognotivista
concibe como fundamental enseñar a los alumnos habilidades de aprender a
aprender y a pensar en forma eficiente, independientemente del contexto
instruccional. Considera al alumno como un procesador activo de información y
al docente como un guía interesado en enseñarle de manera efectiva
conocimientos (aprendizaje significativo), habilidades cognitivas, meta
cognitivas y autorregulatorias, siempre a partir del conocimiento previo del
alumno y sus intereses (esquemas). Para tal efecto, el maestro puede utilizar
distintos tipos de estrategias instruccionales, como por ejemplo; 1) los
preinterrogantes y preguntas intercaladas, 2) los organizadores anticipados, 3)
los mapas conceptuales y redes semántica, 4) los resúmenes y 5) las analogías.
Además de poder utilizar la tecnología del texto, cuyo desarrollo puede
contribuir eficazmente en el aprendizaje significativo de los alumnos.
[Lectura reproducida con
fines académicos]
LECTURA 3.5
ENFOQUE
CONSTRUCTIVISTA
5.
PROYECCIONES DE APLICACIÓN AL CAMPO EDUCATIVO
En
este apartado vamos a intentar integrar varias de las aportaciones de autores
que han trabajado o al menos intentado desarrollar un planteamiento
constructivista para la educación. Estas propuestos han sido muy diversas y por
supuesto como hemos dicho, manifiestan lecturas diferentes de la teoría (para
una discusión al respecto véase Coll, 1983; Marro, 1983; DeVries, 1978). Sin
embargo, presentamos en esencia lo que tienen en común cada una de ellas o lo
que es más típicamente piagetiano (le pedimos siga de cerca el artículo de
Kamil 1982, contenido en su antología).
Concepción
de la Enseñanza
En
tomo al concepto de enseñanza, para los piagetianos hay dos tópicos
complementarios que es necesario resaltar: la actividad espontánea del niño y
la enseñanza indirecta.
El
primer punto hace comprender a la concepción constructivista como muy ligada a
la gran corriente de la escuela activa en la pedagogía, la cual fue
desarrollada por pedagogos tan notables como Decroly, Montessori, Dewey y
Ferriere. No obstante según Marro (1983), aun cuando hay similitudes, también
existen sendas diferencias entre dichas propuestas pedagógicas y la que puede
derivarse de la psicología constructivista piagetiana. El fundador de esta
corriente señalaba estar de acuerdo con utilizar métodos activos (como los de
los pedagogos antes citados), centrados en la actividad y el interés de los niños;
sin embargo, señaló (Piaget, 1976) que un planteamiento de tipo activo, sin el
apoyo de un sustrato teórico-empírico psicogenético no garantizaba per se una
comprensión adecuada de las actividades espontáneas de los infantes, ni de sus
intereses conceptuales.
Esta
es precisamente la gran aportación de la psicología gen ética a una educación
basada en métodos activos, puesto que permite esclarecer al profesor (por
ejemplo, mediante la referencia de las etapas de desarrollo cognitivo, conoce
cómo aprenden los niños, el significado de las actividades auto iniciadas, los
tipos de conocimiento, etc.) como hacer verdaderamente operativos tales métodos
en beneficio de los alumnos.
El
segundo punto, relacionado con los métodos activos de los que hemos hablado, se
refiere a lo que se ha denominado "enseñanza indirecta", que es el
complemento de la actividad espontánea de los niños en la situación educativa.
La enseñanza indirecta consiste en propiciar situaciones instruccionales, donde
la participación del maestro está determinada por la actividad manifiesta (por
ejemplo juego, experiencias físicas frente a los objetos) y reflexiva (por
ejemplo coordinar relaciones, plantearse preguntas, etc.) de los niños, la cual
es considerada como protagónica.
De
acuerdo con lo antes dicho, el maestro no debería enseñar (o al menos debe
tratar de no hacerlo, aunque en un momento determinado lo puede hacer, sólo
cuando los alumnos ya han intentado y agotado sus propios medios para
aprender), sino más bien propiciar situaciones para que el alumno construya
conocimientos (lógico-matemáticos) o los descubra (físicos) de manera natural y
espontánea, como resultado de su propio nivel de desarrollo cognitivo
(Labinowics, 1982).
Metas
y Objetivos de la Educación
La
educación debe favorecer impulsar el desarrollo cognoscitivo del alumno,
mediante la promoción su autonomía moral e intelectual. Piaget ha
comentado lo siguiente en tomo al problema de los objetivos de la educación:
"El
principal objetivo de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer
cosas nuevas, no simplemente de repetir lo que han hecho otras generaciones:
hombres que sean creativos, inventivos y descubridores. El segundo objetivo de
la educación es formar mentes que puedan criticar, que puedan verificar, y no
aceptar todo lo que se les ofrezca".(5)
En
este sentido, el fin último es lograr un pensamiento racional, pero al mismo
tiempo la autonomía moral e intelectual de los educandos.
Kamii
(1982), con base en los trabajos de Piaget, define la autonomía* como ser capaz
de pensar críticamente por sí mismo, tomando en cuenta y coordinando diversos
puntos de vista en el terreno moral e intelectual (Ios dos tipos de autonomía
están indisolublemente ligados). Por lo contrario, la heteronomía significa ser
gobernado por otros en los aspectos morales e intelectuales, implica una
obediencia acrítica de las normas o de las actitudes de personas con autoridad.
De
acuerdo con Kamil (1982), el plantear objetivos para la enseñanza
(especialmente niveles básico y medio) en tomo de la autonomía moral e
intelectual tiene una base científica en los propios trabajos piagetianos. La
teoría de Piaget (Piaget y Heller, 1968; Piaget, 1985) ha demostrado que todos
los individuos tienden de modo natural a incrementar su autonomía. De acuerdo
con dichos trabajos, la autonomía moral e intelectual es construida con el
desarrollo, pero puede verse obstruida o tener un desenvolvimiento parcial por
ciertas circunstancias escolares y culturales (patrones de crianza).
La autonomía moral e intelectual será desarrollada
si creamos un contexto de respeto o reciprocidad (sobre todo en las relaciones
adulto-niño), si evitamos las llamadas sanciones expiatorias (castigos) y damos
espacio para que los infantes interaccionen e intercambien puntos de vista con
los otros y si damos oportunidad para que desarrollen sus propias ideas,
pensamientos y actitudes morales.
En las escuelas tradicionales, la autonomía no está
considerada explícitamente dentro de los objetivos de la educación aunque
algunos de sus objetivos coinciden de manera parcial con la promoción de cierto
grado de independencia, sino por el contrario, se tiende a reforzar la
heteronomía en un doble sentido: 1) se dan conocimientos acabados a los niños y
estos nunca se perciben a sí mismos como capaces de elaborar o construir sus
propias ideas, las cuales aunque en forma parcial correctas pueden tener un
cierto valor funcional, y 2) estos conocimientos acabados son impuestos por una
autoridad que es el maestro, al que tenemos que agradarle si los aprendemos de
modo servil (aunque muchas veces no creamos en los conocimientos aprendidos o
no estemos de acuerdo con ellos) porque es necesario acatar su autoridad, de lo
contrario se sufren castigos o sanciones (véase Moreno, 1983).
Concepción del Alumno
El
alumno es visto como un constructor activo de su propio conocimiento.
Para los piagetianos el alumno debe actuar en todo momento en el aula escolar.
De manera particular, se considera que el tipo de actividades que se deben
fomentar en los niños son aquellas de tipo auto iniciadas que emerjan del
estudiante libremente), las cuales en la mayoría de las ocasiones pueden
resultar de naturaleza auto estructurante produzcan consecuencias
estructuradoras en sus esquemas y estructuras a corto o largo plazo).
De acuerdo con Kamii (1982), debemos partir de la
acción del alumno cuando aprende los distintos tipos de conocimiento (físico,
lógico-matemático y social). Pero es necesario que sepamos distinguir cada uno
de ellos (cuando se deseen enseñar), para entonces utilizar estrategias
distintas y lograr resultados positivos.
El alumno debe ser animado a descubrir hechos de
tipo físico; a construir o reconstruir los de naturaleza lógico-matemática; en
el caso de los conocimientos sociales de tipo convencional a aprenderlos y los
conocimientos de tipo social no convencional a apropiarlos o reconstruirlos por
sus propios medios.
Por otro lado, el estudiante siempre debe ser visto
como un sujeto que posee un nivel específico de desarrollo cognitivo. Como un
aprendiz que posee un cierto cuerpo de conocimientos (estructuras y esquemas:
competencia cognoscitiva) las cuales determinan sus acciones y actitudes. Es
por tanto necesario conocer en qué períodos de desarrollo intelectual se
encuentran los alumnos y tomar esta información como básica, aunque no como
suficiente para programar las actividades curriculares. No todo puede ser
enseñado a los niños, puesto que existen ciertas diferencias estructurales que
hacen difícil en un momento dado la enseñanza de ciertos contenidos, aunque
igualmente hay que tener cuidado en no caer en el pesimismo estructuralista y
dejar todo para etapas de desarrollo posteriores "hasta que maduren"
los alumnos (Duckworth, 1989; Marro, 1983).
De
igual modo se debe ayudar a los alumnos para que adquieran confianza en sus
propias ideas y permitir que las desarrollen y las exploren por sí mismos
(Duckworth, 1989), debe haber libertad de tomar sus propias decisiones (Kamii,
1982) y aceptar sus errores como constructivos (en tanto que son elementos
previos o intermedios, de la misma "clase" que las respuestas correctas).
Los
beneficios de la construcción y descubrimiento de los conocimientos son
múltiples: 1) se logra un aprendizaje en realidad significativo, si es
construido por los mismos alumnos: 2) existe una alta posibilidad de que pueda
ser transferido o generalizado a otras situaciones (lo que no sucede con los
conocimientos que simplemente han sido incorporados, en el sentido literal del
término), y 3) hace sentir a los estudiantes como capaces de producir
conocimientos valiosos, si ellos recorren todo el proceso de construcción o
elaboración de los mismos (Kamii, 1982; Kamii y DeVries, 1985; Moreno, 1982;
Duckworth, 1989).
La
interacción entre alumnos, o en ciertas formas particulares de relación
entre profesor y alumno (confrontación de distintos puntos de vista), es
considerada en el esquema piagetiano, contrariamente a lo que suponen algunos,
como muy relevante porque fomenta el desarrollo cognitivo (por ejemplo
transitar del egocentrismo al sociocentrismo, acceder a niveles superiores de
pensamiento operatorio que implica la coordinación de ideas intra e
interindividuales) y socio-afectivo (a ser más cooperativos y establecer
relaciones de respeto y reciprocidad para la construcción de una autonomía
moral, véase Kamii, 1985; Coll, 1989).
Concepción del Maestro
De
acuerdo con la aproximación psicogenética, el maestro es un promotor del
desarrollo y de la autonomía de los educandos. Debe conocer con profundidad
los problemas y características del aprendizaje operatorio de los alumnos y las
etapas y estadios del desarrollo cognoscitivo general. Su papel fundamental
consiste en promover una atmósfera de reciprocidad, de respeto y auto confianza
para el niño, dando oportunidad para el aprendizaje auto estructurante de los
educandos, principalmente mediante la "enseñanza indirecta" y del
planteamiento de problemas y conflictos cognitivos.
El
maestro debe reducir su nivel de autoridad en la medida de lo posible, para que
el alumno no se sienta supeditado a lo que él dice cuando intente aprender o
conocer algún contenido escolar y no se fomente en él la dependencia y la
heteronomía moral e intelectual. En este sentido, el profesor debe respetar los
errores (los cuales siempre tienen algo de la respuesta correcta) y estrategias
de conocimiento propias de los niños y no exigir la emisión simple de la
"respuesta correcta".
Debe evitar el uso de la recompensa y el castigo
(sanciones expiatorias) y promover que los niños construyan sus propios valores
morales y sólo en aquellas ocasiones, cuando sea necesario, hacer uso más bien
de lo que Piaget llamó sanciones por reciprocidad, siempre en un contexto de
respeto mutuo.
En
relación con los escritos de Piaget (1985), existen dos tipos de sanciones: las
sanciones expiatorias y las sanciones por reciprocidad. Las primeras
son aquellas donde no existe una relación lógica entre la acción que va a ser
sancionada y la sanción; esto es, el vínculo es totalmente arbitrario e
impuesto por una persona con autoridad. Estas sanciones, es obvio, están
asociadas con el fomento de una moral heterónoma en el niño. En cambio las
sanciones por reciprocidad* son aquellas que están
relacionadas en forma con el acto a castigar y su efecto es ayudar al niño a
construir reglas de conducta morales mediante la coordinación de puntos de
vista (finalmente esta coordinación, es la fuente de la autonomía
tanto moral como intelectual).
Las sanciones por reciprocidad están basadas en la
llamada "regla de oro" (no hagas a otro lo que no quieras que te sea
hecho) y deben ser utilizadas sólo en casos necesarios como hemos dicho,
siempre en un ambiente de mutuo respeto entre el maestro y el alumno.
Finalmente, respecto a la formación docente, es
importante también ser congruente con la posición constructivista. Esto
significa que si queremos formar maestros con esta filosofía educativa, debemos
permitir que ellos abandonen sus viejos papeles y prácticas educativas
tradicionales (en la enseñanza, la interacción con los alumnos, etc.) de manera
paulatina, y crear al mismo tiempo los medios apropiados para el entrenamiento
en las nuevas funciones constructivistas, y así lograr que ellos asuman por
convicción auto construida (no por simple información sobre las ventajas de
esta nueva forma de enseñar o por imposición institucional) esta nueva forma de
enseñar.
En este sentido. es necesario que el nuevo maestro
constructivista explore, descubra y construya, en forma paulatina una nueva
manera de pensar en la enseñanza (con la asesoría de una persona experta o un
modelo de formación constructivista), pues de lo contrario, sólo acatará
órdenes institucionales para cubrir un cierto plan "constructivista"
sin actuar en congruencia directa con él.
Por supuesto, respecto a este punto, también es
importante decir que luego el maestro deberá tener la oportunidad de participar
en el diseño de sus planes de trabajo y prácticas docentes, enriqueciéndolas
con su propia creatividad y vivencias particulares.
Concepto del Aprendizaje
De
acuerdo con la postura psicogenética, existen dos tipos de aprendizaje: el de
sentido amplio (desarrollo) y el de sentido estricto (por de datos e
informaciones puntuales, aprendizaje propiamente dicho).
El
aprendizaje en sentido amplio o desarrollo predetermina lo que podrá ser
aprendido (la lectura de la experiencia está especificada por los esquemas y
estructuras que el sujeto posee) y el aprendizaje propiamente dicho puede
contribuir a lograr avances en el primero, pero sólo como elemento necesario
más no suficiente (en oposición a las versiones del aprendizaje asociativo o
acumulativo de ciertas aproximaciones empiristas, como la conductista).
De acuerdo con los piagetianos, es posible lograr
un cierto aprendizaje de nociones lógico-matemáticas (operatorio) e incluso el
avance en el ritmo normal de desarrollo, de acuerdo con ciertas condiciones:
que existan experiencias apropiadas de autoestructuración generadas por el
sujeto y que exista en él un cierto nivel cognoscitivo disposicional (que los
sujetos estén en niveles de transición operatoria entre estadios). En este
contexto, el papel de los conflictos cognoscitivos y socio cognoscitivos
(perturbaciones y desequilibrios) resulta también de suma importancia como lo
han demostrado las investigaciones del equipo de Inhelder y sus colaboradores,
así como los trabajos de Perret-Clermont, Doise y Mugny, (véase Kamii, 1985;
Coll, 1989).
Respecto
a los aprendizajes escolares, también se ha demostrado en varios dominios, como
es el caso de la lecto-escritura (Ferreiro y Teberosky, 1979) y en el
aprendizaje de nociones aritméticas (Kamii, 1985; Vergnaud, 1983) entre otros,
que -al igual que con otras nociones físicas o lógico, matemáticas- se sigue un
proceso constructivo (incluso iniciado antes de la escolaridad formal o en
otras situaciones a pesar de las prácticas pedagógicas tradicionales) en su
adquisición.
Metodología de la Enseñanza
El
método que se privilegia desde una didáctica constructivista es el denominado
de "enseñanza indirecta": No debemos olvidar aquí la frase
célebre de Piaget: "Todo lo que enseñamos directamente a un niño, estamos
evitando que él mismo lo descubra y que por tanto lo comprenda
verdaderamente."
De acuerdo con la enseñanza indirecta, el énfasis
debe ser puesto en la actividad, la iniciativa y la curiosidad del aprendiz
ante los distintos objetos de conocimiento (físico, lógico-matemático o
sociocultural), bajo el supuesto de que ésta es una condición necesaria para la
auto estructuración y el autodescubrimiento en los contenidos escolares.
En lo que corresponde al maestro, su participación
se caracteriza por recrear situaciones adecuadas de aprendizaje, concordantes
con los tres tipos de conocimientos antes señalados. debe igualmente promover
conflictos cognoscitivos y socio cognoscitivos, respetar los errores, el ritmo
de aprendizaje de los alumnos y crear una ambiente de respeto y camaradería.
El
profesor debe valorar durante la situación instruccional los niveles
cognoscitivos de los estudiantes en particular, a partir de sus acciones y
plantearles "experiencias claves", conflictos cognoscitivos o
desajustes óptimos apropiados.
El uso del método critico-clínico en este ámbito
puede favorecer mucho el conocimiento del nivel cognoscitivo del alumno, o del
grado de avance o hipótesis que poseen ellos acerca de una noción operatoria o
un contenido escolar. Se recomienda al maestro de una clase (sobre algún
contenido o procedimiento) que antes de impartirla, vea cuidadosamente a un
grupo de niños cuando aprenden (en forma individual si fuera posible) y se
observe a sí mismo para conocer cómo procede a adquirir ese conocimiento que
desea enseñar. Esto redunda tanto en un manejo más sensible del método (como
instrumento indispensable para la exploración y el entendimiento del nivel
operatorio de los alumnos) como en una comprensión más fina del acto individual
del aprendizaje.
Otras
sugerencias concretas para el maestro serían:
1) Los docentes deben conocer las
características de los estadios del desarrollo cognitivo y analizar los
contenidos escolares tan cercana mente como sea posible a aquellos. Esta
consideración debe tomarse con un cierto grado de laxitud.
2) En educación básica es conveniente empezar la
enseñanza con objetos concretos, y partir de ellos construir paulatinamente los
conceptos hasta llegar a los más abstractos.
3) Varios autores (por ejemplo. Block y Papacostas,
S/f; Díaz-Barriga, 1987) han propuesto que la situación instruccional debe
verse guiada por ciclos que inician en actividades de descubrimiento por los
alumnos, donde estos interactúan libremente con los objetos según sus
concepciones espontáneas para pasar de manera sucesiva a fases de formalización
o de confrontación con un saber más institucionalizado. El corolario que se desprende
y que constituye la sugerencia práctica de este punto sería: dejar primero que
los niños procedan con sus recursos e intereses propios para acercarse a los
contenidos que se pretenden enseñar, de manera que logren una cierta
comprensión o que formen un bagaje nocional y sólo a partir de ese momento
introducir los conceptos de nivel formal.
4) El desarrollo cognitivo no es un proceso
acumulativo. Su naturaleza jerárquica requiere la formación de esquemas básicos
antes de poder pasar a los complejos.
Evaluación
Durante un cierto tiempo, para evaluar el nivel de
desarrollo cognoscitivo producido por la instrucción impartida, se había
recurrido al uso de las tareas piagetianas como recurso de evaluación; no
obstante, su uso fue severamente criticado por ser antieconómico y poco
informativo.
Más recientemente, para determinar y evaluar el
nivel cognoscitivo logrado después de una experiencia cunicular o escolar, se
ha optado por dos vertientes: 1) la utilización de los procesos y estadios
determinados por el estudio de la psicogénesis de los aprendizajes escolares y
2) el enfoque centrado en la apreciación de la diversidad y aplicación de las
ideas y conceptos enseñados a los niños en la situación escolar. Cada una debe
ser utilizada dependiendo de que es lo que interesa evaluar (por ejemplo las
actitudes científicas en un programa de enseñanza de las ciencias, podría
usarse el segundo; véase Duckworth, 1989), con qué tipo de información se
cuenta para hacerlo (por ejemplo aprendizaje de la lecto-escritura, úsese el
conocimiento de las etapas psicogenéticas en este dominio; véase Ferreiro y
Teberosky, 1979; Ferreiro, 1989)
De cualquier forma en ambas. el énfasis de la
evaluación se centra en el estudio de los procesos cognoscitivos y escolares (génesis
y desarrollo) y en la utilización del método crítico, clínico.
Por lo que toca a la situación de la evaluación del
aprendizaje de contenidos escolares en particular, Piaget está en contra de los
exámenes porque generalmente estos evalúan la adquisición de información y no
las habilidades de pensamiento. Pone en tela de juicio la permanencia de los
conocimientos que se demuestran en los exámenes, porque al privilegiar la
repetición de información se fomenta la memorización sin sentido. Así la enseñanza
pierde su razón de ser, ya que al concentrarse alrededor del logro de
resultados efímeros, deja de lado lo más valioso como sería la información de
la inteligencia y de buenos métodos de trabajo en los estudiantes. Finalmente
hace notar los efectos emocionales indeseables que los exámenes tienen en los
niños.
Dentro de las aplicaciones del paradigma
constructivista al campo de la educación, podemos encontrar varias tendencias
actualmente abocadas a distintos niveles y disciplinas.
En la educación preescolar, existe una serie de
programas curriculares elaborados ex profeso, con distintas perspectivas,
dentro de los que sobresalen: el currículum con orientación cognitiva de la Fundación High-Scope ,
propuesto por O. Weikart y sus colaboradores (Homann, Banet y Weikart, 1984);
el programa de educación preescolar de Kamii y DeVries (1985).
Respecto a la educación primaria, no existe una
propuesta curricular completa hasta la fecha, aunque en Barcelona en el grupo
IMIPAE, se han llevado a cabo experiencias e investigaciones interesantes
durante este ciclo, de lo que ellos han dado en llamar pedagogía operatoria
(Moreno y Sastre, 1986). La tendencia más reciente ha sido sobre el estudio de
la génesis de los aprendizajes escolares (por ejemplo, la lecto-escritura y las
matemáticas), derivándose a partir de ello ciertas implicaciones y propuestas
educativas (Block y Papacostas, s.f.; Ferreiro y Teberosky, 1979; Ferreiro,
1989; Kamii, 1985; Vergnaud, 1983).
Uno de los campos privilegiados de aplicación de la
perspectiva constructivista es el de la enseñanza de las ciencias naturales. En
este campo se han realizado numerosas experiencias en los ciclos de educación
básica, media y superior (Díaz-Barriga, 1987; IEPS, 1986; Kamii y DeVries,
1983; Shayer y Adey, 1984).
En el área de la enseñanza de las ciencias sociales
(historia, geografía, etc.) igualmente se han realizado investigaciones y
experiencias interesantes dentro las que destacan el trabajo del grupo de M.
Carretero en Madrid (Carretero, Asencio y Pozo, 1990).
Finalmente en el terreno de la informática
educativa, una de las experiencias que más revuelo causaron durante la década
anterior es la propuesta de Papert sobre el lenguaje LOGO (véase Solomon,
1987). La propuesta de un entorno constructivista centrada en el aprendizaje
por descubrimiento, que puede utilizarse desde etapas tempranas de escolaridad.
RESUMEN
El paradigma constructivista es uno de
los más influyentes dentro de la Psicología. Su problemática es principalmente
epistémica, relativa a explicar cómo es que conocen los seres humanos. Su mayor
representante por ende es Jean Piaget cuyos trabajos desde el punto de vista
epistemológico giran a responder a la pregunta; ¿cómo se pasa de un cierto
nivel de conocimiento a otro de mayor validez? La epistemología que sustenta
este paradigma es de tipo interaccionista-constructivista. Se concibe al sujeto
de manera activa durante el proceso de conocimiento, ya que tendrá la capacidad
de llevar a cabo dicha construcción a través de la interacción con el objeto de
conocimiento.
Los conceptos teóricos que debemos de
tener en cuenta desde el punto de vista de Piaget son: la asimilación y la
aoomodación como procesos que buscaría la equilibración del sujeto con el
medio, estabilidad posible en tanto resolveria un estado de crisis y
desequilibrio, para entrar de lleno a una estructura y esquema de pensamiento
diferente, a las cuales Piaget las llamaría estructuras oognitivas.
Las etapas del desarrollo cognitivo son;
etapa sensomotora (de los cero hasta los dos años aproximadamente), etapa de
las operaciones concretas que se divide en dos subetapas; preoperatorio (de 2 a 8 años) y la consolidación
de las operaciones concretas (de 8
a 13 años) y por último las operaciones formales:
En tanto epistemología gen ética, hace
uso de varios métodos, el histórico-crítico, el de análisis formalizante y el
psicogenético. En las investigaciones psicogenéticas utiliza el método
clínico-crítico que es un interrogatorio flexible entre examinador y examinado,
mediante el uso de materiales que le imponen una tarea al examinado, para
explorar su competencia cognitiva.
Dentro de las proyecciones del paradigma
al caso educativo, en los últimos anos se han visto reguladas por un
planteamiento de interdependencia-interacción. El paradigma concibe como metas
principales de la educación el desarrollo moral e intelectual de los alumnos,
así como que estos aumentan sus capacidades racionales como constructores
activos de conocimiento. El profesor es entendido corno un guía que debe
interesarse en promover el aprendizaje autogenerado y auto estructurante en los
alumnos, mediante enseñanza indirecta. Los estudiantes siempre son considerados
romo constructores activos de su conocimiento y se parte en todo momento, de su
competencia cognitiva para definir objetivos y metodología didáctica. La
evaluación debe realizarse sobre los procesos. nociones y competencias
cognitivas de los alumnos.
LECTURA 3.4
ENFOQUE
SOCIO-CULTURAL
NOTA: Llamamos la atención acerca de la denominación
otorgada al paradigma que encabeza L. S. Vigotsky y que debe ser el de
paradigma histórico-cultural, por cuanto
el historicismo y la comprensión del desarrollo humano como producto de la
asimilación de la cultura, son sus ejes principales.
5.
PROYECCIONES DE APLICACIÓN Al CAMPO EDUCATIVO
Las
aplicaciones de la teoría vygotskiana al campo de la educación son muy
recientes. Gran parte de ellas se han basado en el concepto de Vygotsky de “zona
de desarrollo próximo” (véase más adelante) y en sus ideas sobre la
internalización y autorregulación de funciones y procesos psicológicos. Sin
duda ésta es una de las aproximaciones más interesantes para el caso educativo,
pero hace falta una gran cantidad de trabajos para probar las conjeturas
vygotskianas y para desarrollar más allá el marco teórico y empírico pertinente
al campo educativo. A continuación vamos a esquematizar algunas ideas
sobre las proyecciones educativas del paradigma.
Concepción de la Enseñanza
No existe una concepción de enseñanza vygotskiana
al menos hasta el momento. Lo que sí queda completamente claro en Vygotsky es
la importancia que tiene la instrucción formal en el crecimiento de las
funciones psicológicas superiores. Para este autor el desarrollo psicológico no
es posible sin la instrucción. De hecho se considera que la instrucción
reorganiza el avance de las funciones psicológicas mediante la zona de
desarrollo próximo y permite al mismo tiempo la aparición de los conceptos
científicos (Lee, 1987).
Metas y Objetivos de la Educación
A partir de los escritos vygotskianos sin existir
un planteamiento explícito en relación con el problema de las metas educativas,
podría argumentarse que la educación debe promover el desarrollo sociocultural
y cognoscitivo del alumno.
Para Vygotsky, los procesos de desarrollo no son
autónomos de los procesos educativos, ambos están vinculados desde el primer
día de vida del niño, en tanto que éste es participante de un contexto
sociocultural y existen los "otros" (los padres, los compañeros, la
escuela, etc.), quienes interactúan con él para transmitirle la cultura. La cultura
proporciona a los integrantes de una sociedad las herramientas necesarias para
modificar su entorno físico y social; uno de gran relevancia para los
individuos son los signos lingüísticos (el lenguaje) que mediatizan las
interacciones sociales y transforman incluso las funciones psicológicas del
sujeto cognoscente (funciones psicológicas superiores). La educación (cultura),
entonces, es un hecho consustancial al desarrollo humano en el proceso de la
evolución histórico cultural del hombre y en el desarrollo ontogenético, genera
el aprendizaje y éste a su vez al desarrollo.
De
manera específica, la enseñanza debe coordinarse con el desarrollo del niño (en
sus dos niveles real y potencial, aunque sobre todo este último) para promover
niveles superiores de avance y autorregulación. El concepto de “zona de
desarrollo próximo” (ZDP, la distancia existente entre el nivel real de
desarrollo del niño expresada en forma espontánea o autónoma y el nivel de
desarrollo potencial manifestada gracias al apoyo de otra persona) es crucial y
entremezcla el desarrollo cognoscitivo y la cultura (esto es, se producen
conocimientos y formas sobre como enseñarlos), las cuales según la expresión de
M. Cole (1985) se van "auto generando mutuamente".
Concepción del Alumno
El alumno debe ser visto como un ente social,
protagonista y producto de las múltiples interacciones sociales en que se ve
involucrado a lo largo de su vida escolar y extraescolar. Las funciones
cognoscitivas superiores de hecho son producto de estas interacciones sociales,
con las cuales además mantienen propiedades organizativas en común.
El
alumno es, en ese sentido, una persona que internaliza (reconstruye) el
conocimiento. el cual estuvo primero en el plano interindividual y pasa
posteriormente al plano intraindividual (ley general del desarrollo, véase
Vygotsky, 1978). Los conocimientos, habilidades, etc., que desde el principio
fueron transmitidos y exorregulados (regulados por otros); después el educando
los interioriza y es capaz de hacer uso de ellos de manera autorregulada. En
este sentido el papel de la interacción social con los otros (especialmente los
que saben más: experto, maestro, padres, niños mayores, iguales, etc.) es
considerado de importancia fundamental para el desarrollo cognoscitivo y
sociocultural.
Brown
y Reeve (1987) sugieren que los niños también pueden ser creadores de sus
propias zonas de competencia, aunque la explicación a ello sería necesario
analizarla de acuerdo con el papel de uno o ambos de los siguientes argumentos:
1) que los niños hayan probablemente internalizado de alguna o de otra forma la
audiencia (el papel de los otros), después de verse implicados en situaciones
interactivas que involucrasen la generación de zonas ylo, 2) que no
depende en forma exclusiva de la influencia externa, sino de la construcción
del conocim1ento y/o de la organización interna del propio aprendizaje.
Concepción del Maestro
El
maestro es un experto que enseña en una situación esencialmente interactiva,
promoviendo zonas de desarrollo próximo. Su participación en el proceso
instruccional para la enseñanza de algún contenido (conocimientos, habilidades,
procesos) en un inicio debe ser sobre todo "directiva", mediante la
creación de un sistema de apoyo que J. Bruner (véase Linaza, 1984) ha
denominado" andamiaje" por donde transitan los alumnos (y sin
el cual ellos no podrían aspirar a niveles superiores de desempeño y ejecución)
y posteriormente con los avances del alumno en la adquisición o internalización
del contenido, se va reduciendo su participación al nivel de un simple
"espectador empático". Para crear y negociar zonas de desarrollo
próximo, el maestro debe ser experto en el dominio de la tarea y ser sensible a
los avances progresivos que el alumno va realizando.
En la concepción sociocultural podemos hacer
extensiva la noción de maestro a cualquier otro guía o experto que mediatice o
provea un tutelaje, aun en situaciones de educación informal o extraescolar que
propicia un aprendizaje guiado (Cole, 1985). En este sentido hay que hacer
mención del paralelismo existente entre aquellos estudios que han investigado a
través de una análisis micro genético las interacciones diádicas madre-hijo
(que supone una cierta instrucción) (los estudios de Bruner y Cols, citados en
Linaza, 1984; los realizados por McLane, 1987 y Wertsch, 1988), los estudios
realizados sobre aprendizaje cooperativo en grupos pequeños de niños, bajo el
paradigma de la "enseñanza recíproca" (Brown y Palincsar, 1984) y los
estudios realizados en escenarios naturales de corte más bien etnográfico (v.
Cole o Rogoff) sobre la llamada "enseñanza proléptica", (v. más
abajo) donde se ha demostrado la involucración de la noción de ZDP y la gran
similitud de las actividades realizadas con aquellas que se supone debe realizar
un maestro en el aula que oriente su práctica de acuerdo con la postura
vygotskiana.
Concepto del Aprendizaje
De
acuerdo con los escritos vygostkianos, el "buen aprendizaje" es aquel
que precede al desarrollo. Entre el aprendizaje y el desarrollo
existe una relación de tipo dialéctica (de influencia recíproca, de unidad de
contrarios dialéctica). La instrucción o enseñanza adecuadamente organizada,
puede conducir a crear zonas de desarrollo próximo; es decir a servir como un
"imán" para hacer que el nivel potencial de desarrollo del educando
se integre con el actual. Estas modificaciones. a su vez pueden promover
progresos en el desarrollo cognoscitivo general. Como han señalado algunos, la ZDP es un diálogo entre el
niño y su futuro, entre lo que es capaz de hacer hoy y lo que será capaz de
hacer mañana y no entre el niño y su pasado ( Del Río y Álvarez, 1990,
Palacios, 1989: Vygotsky, 1978)
Dos
procesos revalorados en la concepción del aprendizaje desde la óptica de la ZDP son la conducta de imitación
(necesaria para el proceso del traspaso de competencia del experto al novato) y
el uso del discurso lingüístico (preguntas, demandas, peticiones, apoyos,
explicaciones, etc.
Metodología de la Enseñanza
La
metodología básica de enseñanza de los vygotskianos se fundamenta en la creación
de zonas de desarrollo próximo (ZDP) con los alumnos para determinados
dominios de conocimiento. El profesor debe ser un experto en ese dominio de
conocimiento particular y manejar procedimientos instruccionales óptimos para
facilitar la negociación de las zonas. La creación de las ZDP, se da dentro de
un contexto interpersonal maestro-alumno (experto-novato en general) y el
interés del profesor consiste en trasladar al educando de los niveles
inferiores a los superiores de la zona, "prestando" un cierto grado
necesario de competencia cognoscitiva y guiando con una sensibilidad muy fina,
con base en los desempeños alcanzados por tos alumnos; es decir el proceso va
de la exorregulación a la autorregulación.
La tarea instruccional se realiza por medio de la
provisión de apoyos estratégicos a los alumnos, para lograr una solución
superior del problema a aprender, también por el planteamiento de preguntas
claves. o por la inducción del autocuestionamiento del niño, etc. Por lo tanto
en las fases iniciales de enseñanza, el maestro toma un papel más directivo y
provee un contexto de apoyo (andamiaje) amplio; a medida que aumenta la
competencia del alumno en ese dominio. reduce su participación sensiblemente.
El educando durante todo este proceso debe ser activo y manifestar un alto
nivel de involucramiento en la tarea. En resumen, la instrucción escolar debe
preocuparse menos por las conductas, conocimientos "fosilizados" o
automatizados y más por aquellos en proceso de cambio.
Uno
de las metodologías más promisorias, con varios trabajos de investigación y
aplicación a escenarios artificiales y naturales, es la propuesta por A. Brown
y sus asociados, denominado "enseñanza recíproca" (Brown,
Palincsar y Armbruster, 1984; Brown y Palincsar, 1989).
La enseñanza recíproca está basada en la idea de
tutelaje experto o "andamiaje" experto propuesta por Bruner (linaza,
1984) así como en el aprendizaje cooperativo y se supone que permite trabajar
zonas de desarrollo próximo en los niños, puesto que rápidamente se involucran
en actividades que por su propia cuenta son incapaces de hacer.
Se forman grupos pequeños de alumnos (tratando de
que haya diferencias de competencia académica o cognitiva entre ellos) y junto
con ellos participa el experto (maestro) en el dominio que va a ser enseñado
(usaremos como ejemplo la enseñanza de habilidades de comprensión de textos).
Se planea una serie de actividades, donde se les deja claro a los niños las
habilidades de lectura que habrás de aprender como la forma en que se aplican
eficientemente. El maestro funciona como guía, tutor y modelo y hace participar
a todos los individuos del grupo por turnos y permite fomentar al mismo tiempo
todo tipo de interacciones y comentarios espontáneos de aquellos. El maestro
trata de "enseñar" (aunque no hay una enseñanza directa en sentido
estricto, más bien induce, modela en función de las competencias que vayan
mostrando los niños) por ejemplo, alguna estrategia como clarificar, resumir o
hacer preguntas de interés sobre el texto lerdo en común. De igual modo intenta
dejar claro la forma correcta en que son realizadas las habilidades (gracias a
las propias intervenciones de los individuos) y proporciona retroalimentación
sobre las ejecuciones y los progresos de los alumnos. Los estudiantes proponen,
ejercitan y practican las habilidades que se intentan enseñar y exponen frente
al grupo sus ejecuciones. Todas las acciones del maestro con los alumnos del
grupo pequeño se realizan en un tono de diálogo común.
Se procede de esa manera, hasta que el maestro
permite fungir como guía a uno de los niños, y así sucesivamente los hace
participar a todos ya retroalimentarse ellos mismos. Al final el maestro
funciona sólo como un observador empático de los alumnos, puesto que se supone
que ellos han alcanzado la competencia necesaria al internalizar las
habilidades enseñadas.
Otros
estudios de corte etnográfico han identificado diferencias pero sobre todo
grandes semejanzas en estos puntos, al estudiar cómo enseñan los expertos a los
novatos a realizar actividades de trabajo adulto (por ejemplo: tejido,
sastrería, etc.) en contextos naturales de aprendizaje y aculturación. A este
tipo de situación de aprendizaje se le ha denominado enseñanza proléptica. En
este tipo de enseñanza, los expertos (generalmente adultos) tienen como tarea
principal la realización de las actividades de su oficio y sólo como segunda
labor la de iniciar al novato y supervisar su progreso (situación inversa
respecto a la de instrucción formal). De inicio es el adulto quien toma la
responsabilidad total de la actividad, mientras que los niños son simples
observadores o espectadores e incluso pueden llevar acabo otras actividades un
tanto distantes. Poco a poco el novato se vuelve responsable de una pequeña
parte del trabajo (por iniciativa propia o del experto). Cuando el novato llega
a ser más hábil, el experto cede responsabilidades, desde un modelo de la
conducta apropiada y en ocasiones guía al niño a incrementar su nivel de
participación. Esta situación prosigue en forma paulatina hasta que el novato
alcanza niveles superiores de desempeño y maestría.
P. Greenfield, después de estudios de la enseñanza
proléptica. ha identificado cinco elementos comunes en la situaciones de
instrucción explícita (formal) e implícita (no formal):
1) El grado de ayuda o andamiaje es adaptado al nivel
actual del aprendiz.
2) La cantidad de apoyo o andamiaje decrece cuando la
habilidad del aprendiz aumenta.
3) Para un aprendiz, en cualquier nivel de habilidad,
se le ofrece mucho apoyo si la dificultad de la tarea crece y se le reduce el
andamiaje si la dificultad disminuye.
4) El andamiaje es integrado con el modelamiento.
5) La ayuda o andamiaje son internalizados,
mediante lo cual permite la ejecución habilidosa independiente.
Concepto
de Evaluación
La
evaluación debe dirigirse no sólo a los productos del nivel de desarrollo real
de los niños. que reflejan los ciclos evolutivos ya completados (como lo hacen
los test psicométricos comunes y las pruebas de rendimiento escolar),
sino sobre todo para determinar el nivel de desarrollo potencial (las
competencias emergentes que son puestas de manifiesto por las interacciones con
otros que les proveen contexto) y si es posible establecer lo que algunos autores
han denominado "la amplitud de la competencia cognitiva" en dominios
específicos de conocimiento. En este sentido debe hablarse de una “evaluación
dinámica" (véase Feuerstein, Ludoff, Brown y Minick), un concepto
radicalmente distinto al esquema tradicional estático de relación entre
examinador y examinado de fuertes connotaciones empiristas, que exige una
separación o un alejamiento extremo entre ambos, para lograr la objetividad en
la evaluación.
Este tipo de evaluación tan original constituye una
de las propuestas más interesantes de Vygotsky y se realiza mediante la
interacción continua entre examinador-examinado, prestando ciertas
"ayudas" (previamente analizadas y que son de distintos niveles)
según el grado de desempeño de cada examinado, etc., con la intención de
determinar el desempeño real y potencial del sujeto. Por tanto, el fin básico
de la evaluación dinámica consiste en diagnosticar el potencial de aprendizaje
o bien la amplitud de las zonas de los niños. De igual manera, la evaluación
dinámica no sólo serviría para determinar el nivel potencial de aprendizaje.
sino también las líneas de acción por donde deberían verse encaminadas las
prácticas educativas que jalonasen el desarrollo cognitivo (Brown y Reeve,
1987; Brown y Ferrara, 1985)
RESUMEN
El paradigma sociocultural está
interesado en el estudio de la conciencia y de las funciones psicológicas
superiores. Vygotsky parte del marxismo para desarrollar su programa
teórico-metodológico y, por ende, el supuesto epistemológico medular en su
planteamiento es el interaccionismo dialéctico, donde juega un importante papel
la actividad del sujeto cognoscente mediada por el uso de instrumentos
socioculturales.
En la concepción teórica de Vygotsky se
intenta desarrollar una articulación precisa de los procesos psicológicos y los
factores socioculturales; un concepto clave en este sentido, lo constituye la
mediación semiótica, la cual transforma las funciones psicológicas naturales en
superiores. Para estudiar todo el proceso de desarrollo de la conciencia y de
las funciones psicológicas superiores Vygotsky, propone el uso del método gen
ético en tres dominios: el filogenético, el histórico y el ontogenético.
Respecto de las aplicaciones del paradigma al ámbito educativo, hay
que señalar que hay varios puntos innovadores en él. El primero se refiere al
papel causal otorgado al aprendizaje (vinculado con la enseñanza) en el
desarrollo ontogenético; el segundo se refiere a la propuesta de la noción de
zona de desarrollo próximo en la enseñanza (cultural y escolar), la cual ha
generado algunas propuestas concretas psicoeducativas (enseñanza recíproca); y
el tercero vinculada con el concepto anterior, la evaluación dinámica, una
propuesta de medición y evaluación totalmente novedosa que se centra en considerar
los procesos en camino de desarrollo y/o el llamado potencial de
aprendizaje.
[Lectura reproducida con fines académicos]
NOTAS FINALES
El
término de paradigmas debe su difusión actual, entre otros, a la persona de T.
Kuhn, filósofo, físico e historiador de la ciencia norteamericano, quien en su
ilustre obra “Estructura de las revoluciones científicas” (1962-1971), se
refirió al paradigma como un modelo comúnmente aceptado por la práctica
científica actual o como modelo de actividad que agrupa a los investigadores en
una sociedad determinada. En la propia obra de Kuhn se reconocen más de 20
acepciones para el término. Una de las acepciones más conocidas de Kuhn se
refiere al paradigma como matriz disciplinar, contentiva de una problemática,
fundamentos epistémicos, supuestos teóricos, prescripciones metodológicas y
proyecciones de aplicación (en este caso a la esfera educativa), como
componentes básicos. Kuhn describió también los paradigmas como realizaciones
científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan
modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.
Aunque los materiales
presentados privilegian, en su generalidad, a los paradigmas conductista,
humanista, cognitivo, constructivista e histórico-cultural, resulta innegable
el papel del psicoanálisis y sus aportaciones en toda la vida social y
particularmente en el área educativa. Resulta necesario, al estudiar los
paradigmas psicoeducativos, hacer énfasis en sus vínculos con las tendencias
pedagógicas. De igual manera, debe profundizarse en las bases filosóficas y
epistémicas de los principales enfoques en Psicología Educativa y de las
tendencias pedagógicas.
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