INTRODUCCIÓN.
El paradigma constructivista además de ser de los más influyentes en la
Psicología General, es como dice Cesar Coll uno de los que mayor cantidad de
expectativas ha generado en el campo de la educación y al mismo tiempo, de los
que más impacto ha causado en ese ámbito.
Desde hace veinticinco años, se han desarrollado diferentes propuestas y
acercamientos del paradigma a la educación. Los primeros encuentros del
paradigma en el campo de nuestro interés (los años sesenta) sin duda, son
aplicaciones o meras extrapolaciones del paradigma. La lectura de la teoría
además de ser magra, es utilizada en forma literal como dice DeVries o ingenua,
constituyéndose sólo meras aplicaciones burdas, como señala Kamii a la
educación. En ese sentido (como en el caso de los paradigmas conductista y
humanista), siguen un planteamiento según la hipótesis de
extrapolación-traducción.
Posteriormente, surgen criterios y se hacen serias reflexiones sobre los
usos de la teoría (Duckworth, Kamii, Kuhn, Coll), y comienzan a derivarse
implicaciones (más que aplicaciones), haciéndose una interpretación mucho más
correcta y a la vez flexible (DeVries y Kohlberg) de la teoría. Al mismo tiempo
se comienzan a desarrollar líneas de investigación psicogenética sobre
conocimientos y aprendizajes escolares (conocimientos propiamente
significativos). Esta última etapa (1970-1990), puede catalogarse dentro de la
perspectiva de la hipótesis de interdependencia-interacción (como en el caso
del paradigma congnitivo).
Antecedentes:
Los orígenes del paradigma constructivista, se encuentran en la tercera
década del presente siglo, con los primeros trabajos realizados por Jean Piaget
sobre la lógica y el pensamiento verbal de los niños. Estos trabajos fueron
elaborados, a partir de las inquietudes epistemológicas que este autor suizo
había manifestado desde su juventud. Piaget fue biólogo de formación, pero
tenía una especial predilección por problemas de corte filosófico y
especialmente sobre los referidos al tópico del conocimiento. De manera que
pronto le inquietó la posibilidad de elaborar una epistemología biológica o
científica, dado que según él existía una continuidad entre la vida (las formas
de organización orgánica) y el pensamiento (lo racional). El camino más corto
para tal proyecto, según el propio Piaget lo confiesa, debía encontrarse en la
disciplina psicológica, por lo que decidió incursionar en ella con ese
objetivo.
En los años veinte la Psicología, era una ciencia demasiado joven y no
contaba con una línea de investigación que le proporcionara información válida
a las inquietudes de Piaget. Durante cierto tiempo exploró en las corrientes
teóricas vigentes en Psicología (asociacionismo, escuela de Wurzburgo,
psicoanálisis, etc.) en la década de los veinte, pero ninguna lograba
satisfacer sus demandas, sobre todo por la carencia en ellas, de un
planteamiento genético (génesis y desarrollo de las funciones psicológicas). No
obstante, Piaget consiguió dar con el campo de investigación que estaba
buscando, cuando trabajó en el laboratorio fundado por el gran psicómetra y
psicólogo infantil A. Binet, estandarizando algunas pruebas de inteligencia
(Coll y Gillieron, 1985; Cellerier, 1978). Es a partir de ahí, donde se
convence de las posibilidades de desarrollar investigaciones empíricas sobre
las cuestiones epistemológicas que le interesaban, por lo que decidió emprender
la tarea de realizar una serie continuada de ellas, para contar con el apoyo empírico
necesario y verificar sus precoces hipótesis. Piaget consideró que tal empresa
le llevaría a lo sumo un lustro, cuando en realidad le ocupó todos los años de
su vida (60 años de investigaciones), empero, en 1976 (Vuyk, 1984) señalaba que
apenas había esbozado el esqueleto de una epistemología genética. La
problemática central de toda la obra piagetiana es por tanto epistémica y se
resume en la pregunta clave que el mismo Piaget enunció: ¿Cómo se pasa de un
cierto nivel de conocimiento a otro de mayor validez?. Durante más de casi
cuarenta años se llevaron a cabo, cientos de investigaciones psicogenética y
epistemológicas que dieron origen a la constitución del paradigma.
Tales investigaciones fueron realizadas, primero (de 1920 a 1935)
exclusivamente por él, después (1935-1955) acompañado por una serie de notables
colegas dentro de los que destacan B. Inhelder y A. Szeminska y posteriormente
(a partir de 1955 hasta su muerte en 1980, aunque la escuela de Ginebra sigue
actualmente en pie) por un grupo numeroso de investigadores de múltiples
disciplinas como lógicos, matemáticos, biólogos, psicólogos, lingüistas, cuando
fundó el Centro de Epistemología Genética.
Piaget dedicó muchas obras a disciplinas tan disímbolas como la
Biología, la Filosofía, la Psicología, la Sociología, etc., y en menor medida
en comparación con las anteriores, también escribió en torno a cuestiones
educativas, por compromisos (fue el primer director del Buró Internacional de
Educación en 1929) y por petición más que por intereses personales (aunque de
hecho algunos autores V. Munari, 1987, señalan que también por ciertas
convicciones y posturas asumidas...).
En sus escritos educativos, como señalan varios autores (Marro, 1983 y
Munari, 1987 entre otros) se reflejan, además de una notable originalidad,
ciertas influencias de las aproximaciones funcionalista (Claparede) y
pragmatista (Dewey) en Psicología, así como de las corrientes de la escuela
nueva (A. Ferriere) (V. Piaget, 1976). Contrariamente a lo que se ha mencionado
en otros lugares, el trabajo en el Instituto Jean Jacques Rousseau (donde
participó Piaget durante la década de los treinta como investigador y como
director) y después a partir de sus investigaciones psicogenéticas, es
innegable que generó en la escuela de Ginebra durante una época, un cierto
grado de atracción por encontrar utilidad y por proponer implicaciones que
pudiera tener la teoría al campo educacional, aunque en las últimas décadas
(especialmente desde la constitución del Centro de Epistemología Genética),
este esfuerzo declinó ostensiblemente.
No obstante varios autores han intentado la aventura de aplicar las
ideas de Piaget en el campo de la educación. En Norteamérica a partir de los
años sesenta comenzó a ser redescubierta la obra piagetiana, debido básicamente
al "boom" existente por la búsqueda de innovaciones educativas y por
la ponderación de las posibilidades inherentes de la Teoría Genética en tanto
teoría epistemológica y como teoría del desarrollo intelectual. Durante este
período y en los años posteriores, las aplicaciones e implicaciones del
paradigma al campo de la educación, comenzaron a proliferar en forma notable
(especialmente en la educación elemental y sólo posteriormente en la educación
media y media superior), desde aquellas interpretaciones o versiones más
ingenuas y reduccionistas (las de C. Lavatelli y los primeros trabajos del
grupo de Highscope), hasta posturas más críticas y reflexivas con una
interpretación más correcta en relación al uso educativo de la teoría.
Varios autores (Coll, 1983; DeVries y Kohlberg, 1986; Kamii y DeVries,
1977; Marro, 1983), han intentado clasificaciones y realizado análisis de estas
aplicaciones e implicaciones. De manera breve consideramos, que estos análisis
coinciden en dos cosas que nos interesa resaltar: 1) no existe univocidad en
las interpretaciones o lecturas de la teoría para la subsecuente utilización al
campo educativo y 2) a pesar de los enormes esfuerzos realizados hasta estas
fechas, existe aún mucho trabajo de investigación por hacer (especialmente en
el campo de los aprendizajes de los contenidos escolares), lo que aún no ha
redundado en el gran impacto esperado del paradigma a la educación.
A continuación presentaremos un esquema teórico del paradigma
constructivista y esbozaremos algunas de las aplicaciones e implicaciones al
campo de la educación.
Problemática.
La problemática del paradigma constructivista, es fundamentalmente
epistémica, como ya lo hemos señalado. Desde sus primeros trabajos Piaget
estuvo interesado en el tópico de la adquisición del conocimiento en su sentido
epistemológico (Coll y Gillieron 1985). Las preguntas en básicas en que podemos
traducir el espacio de problemas del paradigma, son tres: ¿Cómo conocemos?,
¿Cómo se traslada el sujeto de un estado de conocimientos inferior a otro de
orden superior?, ¿Cómo se originan las categorías básicas del pensamiento
racional? (vgr. objeto, espacio, tiempo, causalidad, etc.). Toda su obra está
orientada en dar una respuesta original a esta problemática; una respuesta no especulativa
como los filósofos anteriores a él lo habían hecho (basándose en la
introspección, la reflexión y la intuición), sino más bien, una respuesta que
debía ser científica e interdisciplinaria (Piaget, 1971).
Fundamentos epistemológicos.
La postura epistemológica de la escuela de Ginebra es
constructivista-interaccionista y relativista.
A diferencia de las posturas empíricas, los piagetianos otorgan al
sujeto un papel activo en el proceso del conocimiento. Suponen que la
información que provee el medio, es importante pero no suficiente para que el
sujeto conozca. Por el contrario y en acuerdo con los racionalistas, consideran
que la información provista por los sentidos, está fuertemente condicionadas
por los marcos conceptuales que de hecho orientan todo el proceso de
adquisición de los conocimientos. Estos marcos conceptuales, no son producto no
de la experiencia sensorial (como podrían afirmarlo los empiristas), ni son
innatos o a priori (como lo establecen algunos racionalistas) sino que son construidos
por el sujeto cognoscente, cuando interactúa con los objetivos físicos y
sociales. El constructivismo piagetiano, a su vez supone un tipo de realismo,
dado que el sujeto no es el único responsable del proceso de construcción (como
lo sostienen algunas posturas del constructivismo extremas), pero este realismo
tampoco debe ser confundido con el realismo ingenuo de los empiristas (V.
Castorina, 1989; Vuyk, 1984).
Una categoría fundamental para la explicación de la construcción del
conocimiento son acciones (físicas y mentales) que realiza el sujeto
cognoscente frente al objeto de conocimiento. Al mismo tiempo el objeto también
"actúa" sobre el sujeto o "responde" a sus acciones,
promoviendo en éste cambios dentro de sus representaciones que tiene de él. Por
tanto, existe una interacción recíproca entre el sujeto de conocimiento y el
objeto El sujeto transforma al objeto al actuar sobre él y al mismo tiempo
estructura y transforma al objeto al actuar sobre él y al mismo tiempo
estructura y transforma sus estructuras o marcos conceptuales en un ir y venir
sin fin. El sujeto conoce cada vez más al objeto, en tanto se aproxima más a él
(haciendo uso de sus instrumentos y conocimientos que posee, va creando una
representación cada vez más acabada del objeto) pero al mismo tiempo y en
concordancia con el realismo del que estamos hablando, el objeto se aleja más
del sujeto (el objeto "se vuelve" más complejo, planteándole nuevas
problemáticas al sujeto) y nunca acaba por conocerlo completamente.
S -------------- O S ---------------- O S ----------------- O
EMPIRISMO RACIONALISMO INTERACCIONISMO
Enfoques epistemológicos frente al problema del conocimiento.
De igual modo, así como podemos decir que el sujeto epistémico de la
teoría piagetiana es un constructor activo de conocimientos, debemos señalar
que dichos conocimientos orientan sus acciones frente al objeto, en esto radica
precisamente la noción de relativismo, el cual se refiere a que los objetos son
conocidos en función de las capacidades cognitivas que posee en un momento
determinado el sujeto cognoscente. Dicho de manera simple, el sujeto siempre
conoce, en función de sus marcos asimilativos y en sentido este, se dice que
conoce lo que puede conocer en un momento relativo de ese desarrollo (Kamii y
DeVries, 1983). De igual manera se desprende de este y los párrafos anteriores,
que nunca existe un nivel de conocimientos donde ya no se puede conocer más del
objeto, sino que siempre se le puede conocer todavía más, cualquier nivel de
conocimientos en un momento determinado, es simplemente un estado de equilibrio
transitorio, abierto a niveles superiores de conocimientos (Vuysk, 1984).
Supuestos teóricos.
En el esquema conceptual piagetiano hay siempre que partir de la
categoría de la acción. El sujeto actúa para conocer al objeto en ello se
encierra el principio fundamental de toda interacción recíproca del sujeto y el
objeto de conocimiento en el proceso del conocimiento. Sin embargo, hay que
señalar a la vez que dichas acciones, por más primitivas que sean como por
ejemplo los reflejos innatos, son producto directo de un cierto patrón de
organización dentro del sujeto. No puede haber una acción ( cualquier tipo de
aproximación del sujeto al objeto y viceversa) en que no esté involucrada algún
tipo de organización interna que la origine y la regule.
Esta unidad de organización en el sujeto cognoscente, Piaget la ha
denominado esquemas.
Los esquemas son precisamente los ladrillos de toda la construcción del
sistema intelectual o cognitivo, regulan las interacciones del sujeto con la
realidad y a su vez sirven de marcos asimiladores a través de los cuales la
nueva información (producto de las interacciones S - O es incorporada).
Invariantes funcionales. De acuerdo con
Piaget existen dos funciones fundamentales que intervienen y son una constante
en el proceso de desarrollo cognitivo, estos son los procesos de organización y
de adaptación. Ambas son elementos indisociables y caras de una misma moneda.
La función de organización, permite al sujeto conservar en sistemas coherentes
los flujos de interacción con el medio; mientras la función de adaptación le
permite al sujeto aproximarse y lograr un ajuste dinámico con el medio.
La adaptación, que ha sido definida como una tendencia de ajuste hacia
el medio supone, dos procesos igualmente indisolubles: la asimilación y la
acomodación. Al proceso de adecuación de los esquemas que posee el sujeto a las
características del objeto, se le conoce como asimilación.
Siempre que existe una relación del sujeto con el objeto, se produce un
acto de significación, es decir, se interpretan la realidad a través de los
esquemas. La asimilación igualmente puede entenderse como el simple acto de
usar los esquemas como marcos donde estructurar la información. La asimilación,
generalmente va asociada con una reacomodación (ligera significativa) de los
esquemas, como producto de la interacción con la información nueva.
A estos reajustes Piaget le otorga el nombre de acomodación. Con base en
estos dos procesos, podemos ver que la información entrante en el sujeto se
relaciona con la experiencia previa (organizada en esquemas) y no ocurre un
simple proceso de acumulación de la información como señalan los conductistas.
Cuando la información nueva no produce cambios en los esquemas del
sujeto y existe una cierta compensación (anulación de fuerzas) entre los
procesos de asimilación y acomodación, se dice que existe equilibrio entre el
sujeto y el medio.
La equilibración. La adaptación
no es más que el equilibrio entre la acomodación y la asimilación, un
equilibrio dinámico que puede verse perturbado por nuevas aproximaciones del
sujeto al medio o por nuevas problemáticas que el medio le plantee al sujeto.
Cuando ocurre tal desajuste (pérdida de la adaptación momentánea), se
produce un desequilibrio (conocido también como conflicto cognitivo), que lleva
al sujeto a movilizar sus instrumentos intelectuales para restablecer el
equilibrio perdido o bien lograr una equilibración superior. Precisamente esta
tendencia a buscar una equilibración superior (abarcadoras y que Piaget llama mayorante)
es verdaderamente el motor del desarrollo cognitivo puede entenderse como una
marcha o evolución constante de niveles de equilibrio inferior hacia el logro
de equilibrios de orden superior más abarcadores que permitan una adaptación
más óptima (aunque más compleja) del sujeto con el medio.
Nótese como, el problema epistémico piagetiano puede verse traducido en
este terreno, a la pregunta ¿Cómo pasamos de un nivel de equilibrio inferior a
otro de orden superior más complejo pero más flexible a la vez?. A todo este
proceso, del paso de un estado de equilibrio, su posterior crisis o estado de
desequilibrio y su transición a otro que lo abarca, Piaget le ha denominado
equilibración (Piaget, 1975).
Etapas del desarrollo intelectual. Si partimos del hecho de que el desarrollo cognitivo es producto de
equilibrios progresivos cada vez más abarcadores y flexibles, debemos
preguntarnos ¿Qué es lo que produce dichos estados de equilibrio dinámicos?
Según Piaget son las estructuras cognitivas, entendidas como formas de
organización de esquemas. Durante todo el desarrollo cognitivo encontramos 3
etapas que finalizan en estados de equilibrio dinámico.
Estas etapas son cortes de tiempo, en los cuales tiene lugar la génesis,
desarrollo y consolidación de determinadas estructuras mentales. Los
piagetianos distinguen tres etapas del desarrollo intelectual, a saber: etapa
senso-motriz, etapa de las operaciones concretas y etapa de las
operaciones formales.
A continuación vamos a presentar una descripción simplificada de las
características más sobresalientes de cada una de las etapas del desarrollo
cognitivo según Piaget (recomendamos el texto para una explicación más amplia e
introductoria a la vez, los textos de Labinowicz, 1982 y Piaget e Inhelder,
1974).
Etapa sensomotora (de los 0 a los
2 años aprox.)
Durante esta etapa el niño construye sus primeros esquemas sensoriomotores
y tiene lugar la formación de la primera estructura cognitiva: el grupo
práctico de desplazamientos. Al finalizar la etapa, el niño es capaz de lograr
sus primeros actos intelectuales en el plano espacio-temporal práctico (el aquí
y ahora) y tiene las primeras conductas que preludian el acto de simbolizar
(imitación diferida). Un logro muy importante es la capacidad que adquiere el
niño para representar a su mundo, como un lugar donde los objetos a pesar de
desaparecer momentáneamente permanecen (conservación del objeto). Logra
establecer un espacio y un tiempo prácticos.
Etapa de operaciones concretas. Este período puede dividirse en dos: subetapa del pensamiento
preoperatorio de la operaciones (2-8 años aprox.) y subetapa de la
consolidación de las operaciones concretas (8-13 años aprox.).
Subetapa preoperatoria. En esta
subetapa los niños ya son capaces de utilizar esquemas representacionales, por
tanto realizan conductas semióticas como el lenguaje, el juego simbólico y la
imaginación. Usan preconceptos (conceptos inacabados) y su razonamiento está
basado en una lógica unidireccional no reversible. Su orientación hacia los
problemas es de tipo cualitativa. Se dice que el pensamiento de estos niños es
egocéntrico en la medida en que el niño no es capaz de tomar en cuenta
simultáneamente su punto de vista y el punto de vista de los otros. Es al mismo
tiempo precooperativo y su moral es heterónoma (se deja guiar por la autoridad
de los otros o no es capaz de entender, establecer o modificar reglas en juegos
cooperativos).
Subetapa de las operaciones concretas. Los niños de esta subetapa desarrollan sus esquemas operatorios los
cuales son por naturaleza reversible (funcionan en una doble dirección a la
vez) y conforman las estructuras propias de este período: los agrupamientos.
Los niños son capaces de razonar utilizando conceptos y ante tareas que
implican las nociones de conservación (situaciones donde una dimensión física
se conserva aunque aparentemente no sea así, dados ciertos cambios o arreglos físicos)
razonan sobre las transformaciones y no se dejan guiar por las apariencias
perceptivas como los del subperíodo anterior. Su pensamiento es reversible
aunque concreto (apegado a las situaciones físicas). Son capaces de clasificar,
seriar y entienden la noción de número.
Su orientación ante los problemas es eminentemente cuantitativa. Son
capaces de establecer relaciones cooperativas y de tomar en cuenta el punto de
vista de los demás. Su moral deja de ser tan heterónoma como lo fue antes,
comenzándose a construir una moral autónoma.
Etapa de las operaciones formales. Durante esta subetapa, el ya adolescente, construye sus esquemas
operatorios formales y de hecho tiene lugar la génesis y consolidación de la
estructura que caracteriza a esta subetapa: el grupo INRC o grupo de doble
reversibilidad. El pensamiento del niño se vuelve más abstracto al grado de
razonar sobre proposiciones verbales sin referencia a situaciones concretas (lo
real es un subconjunto de lo posible). Su pensamiento se vuelve hipotético-deductivo
a diferencia del niño de la subetapa anterior que era inductivo.
El orden de sucesión de las etapas es constante (no se puede pasar de la
etapa sensoriomotora a la de operaciones formales) y las estructuras que van
apareciendo progresivamente, son integrativas en tanto se incorporan a la
precedente como estructura subordinada.
Tipos de conocimientos.
Los piagetianos distinguen tres (quizás cuatro) tipos de conocimientos
que el sujeto puede poseer. Estos tipos de conocimientos son los siguientes: conocimiento
físico, lógico-matemático y social. El conocimiento físico es
el que pertenece a los objetos del mundo físico; se refiere básicamente al
conocimiento incorporado por abstracción empírica, que está en los objetos.
Kamii y DeVries (1983) dicen que la fuente de este conocimiento está en los
objetos (vgr. la dureza de un objeto, el peso, la rugosidad, el sonido que
produce, el sabor, la longitud, etc.). El conocimiento lógico-matemático es
el conocimiento que no existe per se en la realidad (en los objetos). La fuente
del conocimiento lógico-matemático está en el sujeto y éste construye por
abstracción reflexiva. De hecho este tipo de conocimiento se deriva de la
coordinación de las acciones que realiza el sujeto con los objetos. El ejemplo más
típico es el número, si nosotros vemos tres objetos frente a nosotros en ningún
lado vemos el "tres", este es más bien un producto de una abstracción
de las coordinaciones de acciones que el sujeto ha realizado, cuando se ha
enfrentado a situaciones donde se encuentran tres objetos. El conocimiento
social, puede ser dividido en convencional y no convencional. El social
convencional es producto del consenso de un grupo social y la fuente de este
conocimiento está en los otros (amigos, padres, maestros, etc.).
Algunos ejemplos serían: que los domingos no se va a la escuela, que no
hay que hacer ruido en un examen, que tres objetos (X x x) pueden ser
representados por la grafía (no el concepto) "3", etc. El
conocimiento social no convencional, sería aquel referido a nociones o
representaciones sociales y que es construido y apropiado por el sujeto.
Ejemplos de este tipo serían: noción de rico-pobre, noción de ganancia, noción
de trabajo, representación de autoridad, etc.
Los tres tipos de conocimientos interactúan entre
sí y según los piagetianos, el conocimiento lógico-matemático ( los armazones
del sistema cognitivo: estructuras y esquemas) juegan un papel preponderante en
tanto que sin él, los conocimientos físico y social no se podrían incorporar o
asimilar. El conocimiento lógico-matemático no puede ser enseñado.
Prescripciones metodológicas.
Los métodos de que
se vale la epistemología genética para dar respuesta científica al problema del
conocimiento, son tres: el método histórico-crítico, el método de análisis
formalizante y el método psicogenético. Los dos primeros ya habían sido
propuestos y utilizados por filósofos o epistemólogos anteriores a Piaget, pero
no así el último el cual es propuesto por el propio Piaget. Los tres métodos
según el autor ginebrino, deben sumar esfuerzos coordinados para la elaboración
de una epistemología (Coll y Gillieron, 1985; Vuyk, 1984.
El método histórico-crítico es
utilizado para indagar y analizar el pensamiento colectivo durante un cierto
período histórico. Esto es, explorar por ejemplo el desarrollo histórico de
ciertos conceptos pertenecientes al conocimiento físico (espacio, causalidad,
tiempo) y lógico-matemático (vg. Número geometría, etc.) en la historia del
hombre como espacio.
El método de análisis formalizante, consiste en la reflexión y análisis lógico de los conocimientos con la
intención de lograr una axiomatización total o parcial (Palop, 1981).
El método psicogenético se utiliza en
la investigación de nociones o génesis de conocimientos (físico-matemático y
social), en el contexto del desarrollo ontogenético. El método psicogenético,
no es otra cosa sino la utilización de la Psicología como método, para abordar
los problemas epistemológicos. La aplicación del método psicogenético ha dado
lugar a la vez a la elaboración de la teoría del desarrollo intelectual tan
ampliamente conocida.
En los estudios realizados en el marco psicogenético, Piaget y sus
colaboradores utilizaron varios métodos de investigación psicológica en
distintos períodos de elaboración de la teoría (v. Domahidy-Dami y Bamks-Leite,
1985). Sin embargo, se considera que el método clínico-crítico es el método por
antonomasia de los trabajos de la Escuela de Ginebra.
El método clíncio-crítico, consiste en la
realización de una entrevista o interrogatorio flexible, que el examinador
aplica de manera individual al examinado, apoyándose además en materiales
concretos que le plantean un problema o tarea a éste último. El interrogatorio
es guiado por una serie de hipótesis directrices formuladas de antemano por el
entrevistador, con la intención de conocer con profundidad las respuestas y
argumentos de los niños sobre una determinada noción física, lógico-matemática,
social o escolar. Luego de la aplicación la entrevista, se debe realizar un análisis
cualitativo de dichas respuestas, con base en un modelo de interpretación (que
de hecho es el que origina las hipótesis directrices que guían el
interrogatorio) genético y estructural. Existe una continua interacción entre
el examinador y el examinado, pero el examinador debe evitar sugerir respuestas
o cualquier otra situación, que no permita que se refleje adecuadamente la
lógica del pensamiento del niño.
INTERACCION MULTIPLE
S ------------------- O
(examinador) (examinado)
Situación metodológica del método clínico-crítico. Nótese la estrecha
correspondencia con la postura epistemológica interaccionista-constructivista.
En este caso el sujeto de conocimiento (el que quiere conocer) es el examinador
y el objeto de conocimiento (lo que se desea conocer) es el examinado.
Por tanto en el uso del método clínico-crítico, el examinador en lugar
de alejarse del objeto de conocimiento (en este caso el sujeto examinado), se
aproxima a él y logra sus hipótesis o representaciones (a través de la
entrevista flexible, donde el entrevistador "guía dejándose guiar"
por los argumentos del niño), para conocer más objetivamente la competencia
cognitiva del examinado.
En oposición a la metodología conductista, donde la objetividad se
alcanza en la medida que más nos alejamos del objeto de conocimiento (controles
experimentales sofisticados, observaciones "neutras", etc.), en el
método clínico-crítico la representación de nuestro sujeto experimental o
examinado (las nociones físicas, lógico-matemáticas, sociales, escolares)
alcanza mayor objetividad en tanto que nos aproximemos más a él, una y varias
veces más.
METODOLOGIA CONDUCTISTA
S. experimentador (S) - S. experimental (O)
Mayor distancia
= más objetividad
S
------------------------------------------------- O
(controles experimentales para evitar la
"subjetividad" y contaminación de los datos)
METODOLOGIA CONTRUCTIVISTA
S. experimentador (S) - S. experimental (O)
Menor distancia
= más objetividad
S ----------- O
(más aproximaciones al O, significa un conocimiento más acabado de O).
Las posturas metodológicas conductivista y constructivista.
Proyecciones de aplicación al campo educativo.
En este apartado vamos a intentar integrar, varias de las aportaciones
de autores que han trabajado o al menos intentado desarrollar un planteamiento
constructivista para la educación. Estos planteamientos, han sido muy diversos
y por supuesto como hemos dicho, manifiestan lecturas diferentes de la teoría
(para una discusión al respecto V. Coll, 1983; Marro, 1983; DeVries, 1978). Sin
embargo, presentamos en esencia lo que tienen en común cada una de ellas o lo
que es más típicamente plagetiano.
Concepción de la enseñanza.
En torno al concepto de enseñanza, para los piagetianos hay dos tópicos
complementarios que es necesario resaltar: la actividad espontánea del niño y
la enseñanza indirecta.
El primero, hace ver a la concepción constructivista como muy ligada a
la gran corriente de la escuela activa en la pedagogía, desarrollada por
pedagogos tan notables como Decroly, Montessori, Dewey y Ferriere. No obstante
según Marro (1983), aún cuando ciertamente existen similitudes, también existen
sendas diferencias entre dichas propuestas pedagógicas y la de la psicología
constructivista y piagetiana. Piaget señalaba estar de acuerdo con utilizar
métodos activos (como los anteriores pedagogos), centrados en la actividad y el
interés de los niños. Sin embargo Piaget (1976) señala que en un planteamiento así,
sin el apoyo de un sustrato teórico-empírico psicogenético, no garantiza una
comprensión adecuada de las actividades espontáneas de los niños, ni de sus
intereses conceptuales. Esta es precisamente la gran aportación de la
psicología genética, a una educación basada en métodos activos, dado que
esclarece al profesor (vgr. con el conocimiento de las etapas de desarrollo
cognitivo, el conocimiento de cómo aprenden los niños, el significado de las
actividades autoiniciadas, los tipos de conocimientos, etc.) el cómo operarlos
en beneficio de los alumnos.
El segundo relacionado con los métodos activos de los que hemos hablado,
se refiere a lo que se ha denominado "enseñanza indirecta", que es el
complemento de la actividad espontánea de los niños en la situación educativa.
La enseñanza indirecta consiste en propiciar situaciones instruccionales, donde
la participación del maestro se vea determinada por la actividad manifiesta
(vgr. juego, experiencias físicas frente a los objetos) y reflexiva (vgr.
coordinar relaciones, plantearse preguntas, etc.) de los niños, la cual es
considerada protagónica.
El maestro no enseña ( o al menos trata de no hacerlo y lo puede hacer
sólo después de que los niños han intentado por sus propios medios aprender),
sino propicia situaciones donde el alumno construye conocimientos
(lógico-matemáticos) o los descubre (físicos) de manera natural y espontánea,
como producto de su propio desarrollo cognitivo (Labinowicz, 1982).
Metas y objetivos de la educación.
La educación debe favorecer y potenciar el desarrollo cognoscitivo del
alumno, promoviendo su autonomía moral e intelectual. Piaget ha comentado lo
siguiente en torno al problema de los objetivos de la educación:
" El principal objetivo de la educación es crear hombres que sean
capaces de hacer cosas nuevas, no simplemente de repetir lo que han hecho otras
generaciones: hombres que sean creativos, inventivos y descubridores. El
segundo objetivo de la educación es formar mentes que puedan criticar, que
puedan verificar, y no aceptar todo lo que se les ofrezca" (Piaget, 1964
cit. por Kamii, 1982).
En este sentido, el último es lograr un pensamiento racional, pero al
mismo tiempo la autonomía moral e intelectual de los educandos.
Kamii (1982), con base en los trabajos de Piaget, define la autonomía
como ser capaz de pensar críticamente por si mismo, de vista en el terreno
moral e intelectual (los dos tipos de autonomía están indisolublemente
ligados). Por lo contrario, la heteronomía significa ser gobernado por; otros
en los aspectos morales e intelectuales, implica una obediencia acrítica de las
normas o de las actitudes de personas con autoridad.
De acuerdo con Kamii (1982) el plantear objetivos para la enseñanza
(especialmente niveles básicos y medio) en torno a la autonomía moral e
intelectual, tiene una base científica en los propios trabajos piagetianos. La
teoría de Piaget (Piaget y Heller, 1968; Piaget, 1985) ha demostrado que todos
los individuos tienden de modo natural a incrementar su autonomía. De acuerdo
con dichos trabajos, la autonomía moral e intelectual es construida con el
desarrollo pero puede verse obstruida o tener un desarrollo pero puede verse
obstruida o tener un desarrollo parcial por ciertas circunstancias escolares y
culturales (patrones de crianza). La autonomía moral e intelectual, será
desarrollada si creamos un contexto de respeto reciprocidad (especialmente en
las relaciones adulto-niño), si evitamos las llamadas sanciones explatorias
(castigos) y damos espacio para que los niños interacciones e intercambien
puntos de vista con los otros y si damos oportunidad para que los niños
desarrollen sus propias ideas, pensamientos y actitudes morales.
En las escuelas tradicionales, la autonomía no está contemplada
explícitamente dentro de los objetivos de la educación, aunque algunos
objetivos coinciden parcialmente con la promoción de cierto grado de
autonomía), sino por el contrario, se tiende a reforzar la heteronomía en un
doble sentido: 1) se dan conocimientos acabados a los niños y estos nunca se
perciben a si mismos como capaces de elaborar o construir sus propias ideas,
las cuales aunque parcialmente correctas pueden tener cierto valor funcional y
2) estos conocimientos acabados son impuestos por una autoridad que es el
maestro, al cual hay que agradarle aprendiéndolos (aunque muchas veces no
creamos en los conocimientos aprendidos) porque es necesario acatar su
autoridad sino se sufren castigos o sanciones (V. Moreno, 1983).
Concepción del alumno.
El alumno es visto como un constructor activo de su propio conocimiento.
Para los piagetianos el alumno debe actuar en todo momento en el aula escolar.
De manera particular, se considera que el tipo de actividades que se debe
fomentar en los alumnos son aquellas de tipo autoiniciadas (que emerjan del
alumno libremente) las cuales en la mayoría de las ocasiones pueden resultar de
naturaleza autoestructurante (produzcan consecuencias estructuradoras en sus
esquemas y estructuras a corto o largo plazo).
De acuerdo con Kamii (1982) debemos partir de la acción del alumno
cuando aprende distintos tipos de conocimientos (físico, lógico-matemático y
social). Pero debemos distinguir cada uno de ellos (cuando se deseen enseñar) y
entonces utilizar estrategias distintas. El alumno debe ser animado a conocer
los eventos físicos (descubrirlos), lógico-matemático (reconstruirlos) y
sociales de tipo convencional (aprenderlos) y no convencional (apropiarlos y/o
reconstruirlos) por sus propios medios. Por otro lado el alumno siempre debe
ser visto como un sujeto que posee un determinado nivel de desarrollo
cognitivo. Como un aprendiz que posee un determinado cuerpo de conocimientos
(estructuras y esquemas: competencia cognoscitiva) las cuales determinan sus
acciones y actitudes. Es por lo tanto necesario conocer en qué períodos de desarrollo
intelectual se encuentran los alumnos y tomar esta información como básica,
aunque no suficiente, para programar las actividades curriculares. No todo
puede ser enseñado a todos los niños, existen ciertas diferencias estructurales
que hacen difícil la enseñanza, aunque igualmente hay que tener cuidado en no
caer en el pesimismo estructuralista y dejar todo para etapas de desarrollo
posteriores (Duckworth, 1989; Marro, 1983).
Igualmente se le debe ayudar a adquirir confianza en sus propias ideas permitiendo
que las desarrollen y exploren por sí mismos (Duckworth, 1989),a tomar sus
propias decisiones (Kamii, 1982) y a aceptar sus errores como constructivos (en
tanto que son elementos previos o intermedios, de la misma "clase"
que las respuestas correctas).
Los beneficios de la construcción y descubrimiento de los conocimientos
son múltiples: se logra un aprendizaje verdaderamente significativo, si el
aprendizaje de los alumnos es construido por ellos mismos, existe una alta
posibilidad de que pueda ser transferido o generalizado a otras situaciones (lo
que no sucede con los conocimientos que simplemente han sido incorporados, en
el sentido literal del término) y los alumnos recorren todo el proceso de
construcción o elaboración, lo cual los hace sentir como capaces de producir
conocimientos valiosos (Kamii, 1982; Kamii y DeVries, 1985; Moreno, 1982;
Duckworth, 1989).
La interacción entre alumnos, o en ciertas formas particulares de
relación entre profesor y alumno (confrontación de distintos puntos de vista)
es considerada en el esquema piagetiano, contrariamente a lo que suponen
algunos, muy relevantes porque fomentan el desarrollo cognoscitivo (v.g.
transitar del egocentrismo al sociocentrismo, acceder a niveles superiores de
pensamiento operatorio que implica la coordinación de ideas intra e
interindividuales) y socio-afectivo (a ser más cooperativos y establecer
relaciones de respeto y reciprocidad para la construcción de una autonomía
moral) (V. Kamii, 1985' Coll, 1989).
Concepción del maestro.
De acuerdo con la aproximación psicogenética el maestro es un promotor
del desarrollo y de la autonomía de los educandos. Debe conocer a profundidad
los problemas y características del aprendizaje operatorio de los alumnos y las
etapas y estadios del desarrollo cognoscitivo general. Su papel fundamental
consiste en promover una atmósfera de reciprocidad, de respeto y auto confianza
para el niño, dando oportunidad para el aprendizaje autoestructurante de los
educandos, principalmente a través de la "enseñanza indirecta" y del
planteamiento de problemas y conflictos cognoscitivos.
El maestro debe reducir su nivel de autoridad en la medida de lo
posible, para que el alumno no se sienta supeditado a lo que él dice, cuando
intente aprender o conocer algún contenido escolar y no se fomente en él la
dependencia y la heteronomía moral e intelectual. En este sentido, el profesor
debe respetar los errores (los cuales siempre tienen algo de la respuesta
correcta) y estrategias de conocimiento propias de los niños y no exigir la
emisión simple que la "respuesta correcta". Debe evitar el uso de la
recompensa y el castigo (sanciones expiatorias) y promover que los niños
construyan sus propios valores morales y sólo en aquellas ocasiones cuando sea
necesario hacer uso más bien, de lo que Piaget llamó sanciones por
reciprocidad, siempre en un contexto de respeto mutuo.
De acuerdo con los escritos de Piaget (1985) existen dos tipos de
sanciones: las sanciones expiatorias y las sanciones por reciprocidad. Las
sanciones por expiación, son aquellas donde no existe una relación lógica entre
la acción a ser sancionada y la sanción; esto es, el vínculo es totalmente
arbitrario e impuesto por una persona con autoridad. Estas sanciones,
obviamente están asociadas con el fomento de una moral heterónoma en el niño.
En cambio las sanciones por reciprocidad, son aquellas que están directamente
relacionadas con el acto a sancionar y su efecto es ayudar a construir reglas
de conducta mediante la coordinación de puntos de vista (finalmente esta
coordinación, es la fuente de la autonomía tanto moral como intelectual). Las
sanciones de este tipo están basadas en la "regla de oro" (no hagas a
otro lo que no quieras que te sea hecho) y deben ser utilizadas sólo en casos
necesarios y siempre en un ambiente de mutuo respeto entre el maestro y el
alumno.
Finalmente, respecto a la formación docente es importante también ser
congruente con la posición constructivista, esto es, permitiendo que el maestro
llegue a asumir estos nuevos roles y a considerar los cambios en sus prácticas
educativas (en la enseñanza, la interacción con los alumnos, etc.) por
convicción autoconstruida (no por simple información sobre las ventajas de esta
nueva forma de enseñar, aunque en el fondo no crean en ellas...) luego de la
realización de experiencias concretas e incluso dando oportunidad a que su
práctica docente y los planes de estudio se vean enriquecidos por su propia
creatividad y vigencias particulares.
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